lunes, 2 de enero de 2012

                                         
                             El Poder de la Paz  

Cuando el ego se enfrenta a un aspecto de la situación que parece ser difícil, trata de trasladarlo a otro lugar y resolverlo allí. Y parecerá tener éxito, salvo que ese intento entra en conflicto con la unidad, y no puede por menos que enturbiar el objetivo de la verdad. Y no se podrá experimentar paz, salvo en fantasías. (T‐17.VI.7.1‐3)
Muchas personas pasan la mayor parte de su vida dándole significado a lo que ven en el mundo físico de la ilusión con el propósito de entender aquello que, en primer lugar, no puede ser entendido. Y esto es así ya que cualquiera que sea la cosa que estamos viendo con los ojos del cuerpo no es real. Un Curso de Milagros dice que: El cuerpo es el personaje central en el sueño del mundo. Sin él no hay sueño, ni él existe sin el sueño en el que actúa como si fuese una persona digna de ser vista y creída. (T‐27.VIII.1.1‐2)
Y a pesar de que las respuestas se encuentran en el interior, aun seguimos buscando maestros que nos guíen a respuestas que nos alejan aún más de la Verdad.
De acuerdo a Un Curso de Milagros, las fases iniciales de la inversión de nuestra percepción desde la ilusión a la verdad, son generalmente dolorosas.
La razón se debe a que el ego sabe que una vez que la Verdad es revelada, su muerte es certera. Por lo tanto, el ego hará todo lo posible para que evitemos reconocer la Verdad de quienes somos.
Buscar que maestros nos den respuestas, ya que ellos también son ilusiones creadas por el ego, significa que las respuestas dadas no están orientadas a la libertad, sino hacia la liberación del miedo.
Si bien he mencionado esto con anterioridad, bien vale la pene repetirlo: al liberarse temporalmente el miedo, confundimos la liberación del miedo con la realidad.
Y una vez más, la liberación del dolor no es sino una ilusión empleada por el ego para ayudarnos a recordar la ilusión de que somos cuerpos y que el mundo de la forma es nuestro hogar.
Dado que no podemos buscar maestros para escapar del sueño que hemos creado, necesitamos buscar algo o alguien que nos conduzca desde la ilusión en dirección a la Verdad. Ese algo o alguien sería el Espíritu Santo.
Un Curso de Milagros dice que: Tener a la verdad por objetivo requiere fe. La fe está implícita en la aceptación del propósito del Espíritu Santo, y esta fe lo abarca todo. Allí donde se ha establecido el objetivo de la verdad, allí tiene que estar la fe. (T‐17.VI.6.1‐3)

Si bien siempre tenemos acceso al Espíritu Santo porque es parte nuestra, es generalmente difícil de escuchar porque el mundo de la ilusión parece muy real y su voz muy fuerte.
Y puesto que la cualidad del Reino de Dios es la paz, debe ser comprendido que la única forma de entrar al reino, es logrando la paz mental.
Este es el porqué el Curso dice que la verdad es simple y el ego complicado.
Entonces, en realidad, el trabajo que estamos haciendo no es recordar quienes somos, sino más bien eliminar las interferencias que hemos creado y que se encuentran en el camino de esta conciencia.
Un Curso de Milagros dice que: El Espíritu Santo, que lo recuerda por ti, te enseña sencillamente a eliminar los obstáculos que se interponen entre tú y lo que sabes. Su memoria es tuya. (T‐14.IV.9.5‐6)

El Curso también nos recuerda que el camino de regreso a nuestro hogar es realmente simple.
Y que no necesitamos descubrir nada por nosotros mismos, lo único necesario es escuchar y tener fe en el Espíritu Santo, sabiendo que está obrando para nosotros. Este es el por qué el Curso dice que: No te olvides de Él y Él tomará todas tus decisiones por ti, las cuales serán en favor de tu salvación y de la paz de Dios en ti. (T‐14.III.14.7)
La forma de saber que estás soltando las cosas y permitiendo que Dios las haga, es tu experiencia de paz.
Si el miedo está presente, estás escuchando al ego. Sólo la paz puede asegurarte que estás escuchando la Voz correcta.
Y la única forma de tener tal experiencia, es soltando todos los juicios, ya que todo lo que juzgues, te parecerá real a ti. Al soltar nuestros juicios, nos abrimos a ver la Verdad, la experiencia de la Unicidad.
Esa experiencia parece estar fuera de nuestro actual nivel de conciencia, ya que estamos dormidos; el sueño de la separación parecerá real para nosotros. Por lo tanto, no busques juzgar, sino experimentar el amor y la presencia de Dios, que es exactamente la experiencia hacia la cual te conduce el Espíritu Santo.
Un Curso de Milagros dice: Tú juzgas los efectos, pero Él ha juzgado su causa. Y mediante Su juicio, se eliminan los efectos. (T‐27.VIII.9.4)
Comprender esto es muy importante, porque cuando reaccionas a algo, te encuentras a merced de la ilusión. En otras palabras, eres su efecto.
El Espíritu Santo no se ocupa de efectos, ya que sabe que ninguno de ellos es real. Su propósito es obrar en la causa que creó la ilusión. No tenemos acceso a la causa mientras estemos dormidos porque, en primer lugar, nosotros mismos creamos la ilusión. El Espíritu Santo, por su parte, como sí sabe de causas, simplemente nos ayudará a reemplazar nuestras ilusiones por otras más placenteras, guiándonos suavemente hacia nuestro despertar.
Un Curso de Milagros nos recuerda lo siguiente en cuanto a resolver aquello que perturbe nuestra paz, por ello dice: Únicamente en el altar de Dios podrás encontrar paz. Y este altar está en ti porque Dios lo puso allí. Su Voz todavía te llama a retornar, y le oirás cuando dejes de anteponer otros dioses a Él. (T‐10.III.11.1‐3)

No anteponer ningún dios ante Él es básicamente no darle ningún poder a todo aparente desafío que la ilusión pueda ofrecernos. Cualquier cosa que dispare el miedo en ti es una forma de entregar poder. El miedo o falta de paz es un símbolo de un dios menor. Si supieras Quien es tu verdadero Dios y tuvieras la certeza de que Él está ahí para ti siempre, ¿podrías pensar en algo que te diera miedo? ¿Y si supieras que tú y Dios sois uno?
Mejor aún, ya que todo lo que ves no es sino una proyección que proviene de ti, ¿qué tal si supieras que eso a lo que tanto temes eres tú mismo?

Ya sea que la ilusión consista en no tener el dinero suficiente, sentir que no tienes aprobación, miedo a morir, cualquiera que sea el temor, al encauzar tu conciencia en dirección a la paz, estás permitiendo que la voz del Espíritu Santo te guíe hacia tu despertar.

Un Curso de Milagros dice que: Antes de decidir hacer algo, pregúntame si tu elección está de acuerdo con la mía. Si estás seguro de que lo está, no tendrás miedo. (T‐2.VI.4.9)

Veamos este fácil proceso: Si te encuentras preocupado por algo, haz lo siguiente de acuerdo a Un Curso de Milagros: Dile únicamente al Espíritu Santo: «Decide por mí», y está hecho. (T‐14.III.16.1)
Un Curso de Milagros también recomienda la siguiente oración: Te entrego esto para que lo examines y juzgues por mí. No dejes que lo vea como un signo de pecado y de muerte, ni que lo use para destruir. Enséñame a no hacer de ello un obstáculo para la paz, sino a dejar que Tú lo uses por mí, para facilitar su llegada. (T‐19.IV(C).I.11:8‐10)
Otra hermosa plegaria del Curso es: Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz. Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra. Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz. No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito, anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada. Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí. (T‐5.VII.6.7)
Después de esta plegaria y habiendo entregado tus problemas al Espíritu Santo para que los interprete por ti, sigue adelante con tu vida y confía en que todo está manejándose.
No tienes que utilizar exactamente las palabras que la oración sugiere. Simplemente observa qué proponen las plegarias y luego sustituye las palabras por aquellas que sientas más adecuadas para ti. Yo generalmente digo: «Espíritu Santo, te entrego esto para que lo interpretes por mí porque sé que yo no sé. Lo único que te pido es paz mental». ¡Y eso es todo! Luego sigo meditando, estando en paz, o sigo haciendo lo que estuviera haciendo o me sienta llamado a hacer, confiando en que todo está siendo resuelto.
Cuando rezas y entregas, recuérdate siempre que nada de este mundo es real, que es una ilusión. Repítete esto una y otra vez. Como puedes ver, el proceso es realmente simple. Un Curso de Milagros dice: Es fácil entender las razones por las que no le pides al Espíritu Santo que resuelva todos tus problemas por ti. Para Él no es más difícil resolver unos que otros. Todos los problemas son iguales para Él, puesto que cada uno se resuelve de la misma manera y con el mismo enfoque. Los aspectos que necesitan solución no cambian, sea cual sea la forma que el problema parezca adoptar. Un problema puede manifestarse de muchas maneras, y lo hará mientras el problema persista. De nada sirve intentar resolverlo de una manera especial. Se presentará una y otra vez hasta que haya sido resuelto definitivamente y ya no vuelva a surgir en ninguna forma. Sólo entonces te habrás liberado de él. (T‐26.II.1.1)
Entrégale al Espíritu Santo todas tus decisiones, juicios e interpretaciones, ya que el Curso dice: Sus decisiones reflejan lo que Dios sabe acerca de ti y ante esa luz cualquier clase de error es imposible. ¿Por qué luchas tan frenéticamente por tratar de prever lo que no puedes saber, cuando tras cada decisión que el Espíritu Santo toma por ti se encuentra el conocimiento?
Has escuchado bien. ¿Por qué adivinar? Todo lo que tienes que hacer es hacerte a un lado y dejar a Dios que haga lo suyo.
 
 Publicado en “Boletín Mensual de Milagros en Red” (nº 95, Marzo 2010), por Patricia Besada de www.milagrosenred.org, escrito por Nick Arandes (http://successandmiracles.com).

                                    EL PERDON, UN CAMINO HACIA LA PAZ                               
La manera sencilla de otorgar el verdadero perdón consiste en tres pasos sencillos. El primer paso es reconocer que el problema no es externo sino interno. Éste está basado en la comprensión final de que nuestra percepción de culpa en otro es realmente una proyección de la nuestra. El primer paso, pues, trae el problema adonde pertenece: de vuelta a nosotros mismos, donde se originó. Es el paso que trae el problema a la Respuesta: el Espíritu Santo que vive dentro de nosotros. Ahora aprendemos a decir "Este problema que veo lo hice yo. No tiene realidad más allá de mi creencia en él. Es mi interpretación la que ha causado mi perdida de paz".
Habré dado el primer paso cuando recuerde que...
«Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.» (T-5.VII.6:7)
El primer paso: esencial y necesario, es la llave que abrirá mi mente a pensar en una ruta alterna. Es darme la oportunidad de elegir de nuevo y de considerar que el camino que elegí no me llevó a ningún lugar. Es reconocer que el problema no está en los demás, sino en mi propia decisión de interpretar el mundo “externo” desde el ego. El problema yo lo fabriqué, y por lo tanto, tengo el poder de des-hacerlo, si recurro a la presencia de Jesús o el Espíritu Santo; símbolos del Amor Universal que moran en la mente-correcta. Todo problema no tiene más realidad que la que yo le otorgue. Reconocer que todo problema no es más que una respuesta a una decisión previa de culpa; no es un regalo que Dios nos hace para inducirnos al arrepentimiento. La culpa procede de una creencia equivocada basada en el ego [mente-errada], y no en nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios.
El segundo paso: cuestiona nuestra decisión de sentirnos culpables y de estar convencidos de que la culpa puede ser des-hecha con tan sólo reconocer la perfecta inocencia que es nuestra herencia en Cristo. "No me sentiré culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito, anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada." Apoyados plenamente en el Espíritu Santo, decimos interiormente:
«Quiero tomar otra decisión, porque deseo estar en paz.» (T-5.VII.9)
Los primeros dos pasos del perdón representan nuestra decisión de permitir al Espíritu Santo obrar en nombre de Dios.
El tercer paso sanador: es obra y chamba del Espíritu Santo, la nuestra es no interferir...
«Tomar esta decisión no puede ser algo difícil. Esto es obvio, si te percatas de que si no te sientes completamente dichoso es porque tú mismo así lo has decidido. Por lo tanto, el primer paso en el proceso de des-hacimiento es reconocer que decidiste equivocadamente a sabiendas, pero que con igual empeño puedes decidir de otra manera. Sé muy firme contigo mismo con respecto a esto, y mantente plenamente consciente de que el proceso de des-hacimiento, que no procede de ti, se encuentra no obstante en ti porque Dios lo puso ahí.» (T-5.VII.6)
Tu papel consiste simplemente en hacer que tu pensamiento retorne al punto en que se cometió el error, y en entregárselo allí a la Expiación en paz.
Repite para tus adentros lo que sigue a continuación tan sinceramente como puedas, recordando que el Espíritu Santo responderá de lleno a tu más leve invitación:
«Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz. Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra. Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz. No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada. Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí.»
Sección tomada de prefacio ¿Qué postula?
El Espíritu Santo las transforma en perfectas lecciones de perdón y las utiliza como un medio para despertarnos del sueño. Cada una representa una oportunidad de sanar nuestras percepciones y de corregir nuestros errores. Cada una es una nueva oportunidad de perdonarnos a nosotros mismos, perdonando a otros. Y cada una viene a ser una invitación más al Espíritu Santo y al recuerdo de Dios.
              
Por Ricardo Ezequiel Román


             ¿POR QUÉ TENEMOS QUE PERDONAR?

Nuestra naturaleza interior es vivir en armonía con el mundo que nos rodea —para eso nacimos—, y cuando actuamos consciente o inconscientemente en contra de nuestra naturaleza, nos sentimos culpables de hacernos daño a nosotros mismos.

El perdón no es un simple mecanismo para liberar de culpa a quien nos ofendió, el perdón es un mecanismo para que yo sea libre de la amargura que dejó esa acción en mi corazón.

Yo puedo decidir perdonar a alguien, que no está arrepentido de verdad de haberme dañado, por que mi intención al perdonar, no es que esa persona quede libre de culpa, si no que yo quede libre en mi interior, que yo tenga paz, que yo pueda vivr bien, que haya desatado la amarra que me tenía detenido en el puerto.

Es muy importante saber, que el perdón no exime de culpa al ofensor, sino que libera al ofendido. Usted y yo necesitamos decidir perdonar, para ser libres de las heridas del alma.

He escuchado muchas veces la frase: "yo perdono, pero no olvido", y pensamos seriamente que si no olvidamos, es debido principalmente a que realmente no hemos olvidado, pero esto también es un error, el perdón no implica nunca que olvidemos todo, el perdón no produce amnesia, no es indispensable que olvidemos para perdonar, puedo perdonar y estar consciente del daño que se me hizo, pero he decidido que ya no me va a afectar nunca más en mi vida.

Yo te perdono en Inglés es: ” I forgive you “, cuando lo traduzco al español quiere decir : « yo te olvido ». Es decir, que olvidar es borrar de tu memoria el dolor.

Sentir odio o rencor es una falta de aceptación de la vida misma, de sus imperfecciones y de sus caídas.

El resentimiento es la falta de aceptación de «ser un ser humano», imperfecto, emocional, sensible, crítico, duro y culpable. Allí está la raíz de todos nuestros problemas.

Cuando tenemos resentimientos, siempre estamos buscando afuera el causante de nuestro dolor, pero nunca entendemos que estamos inmersos en el dolor porque no aceptamos la vida que tenemos, no nos aceptamos a nosotros mismos, ni a las personas que nos rodean.

Pretendemos que la gente sea impecable, pero no somos capaces de serlo nosotros mismos. Criticamos, juzgamos y condenamos a los otros y a la vida misma, sin darnos cuenta que todo aquello que estamos criticando son los errores que nosotros mismos cometemos, de una manera u otra, sin excepción!.

Nuestro dolor no nos permite observarnos, ni escucharnos para comprender que dentro de nosotros mismos tenemos un « Yo » que constantemente nos está guiando, que nos habla y al cual no podemos escuchar por el ruido que hace nuestra mente.

En el fondo, comprendemos que no hay nada que nos pueda dañar que provenga del exterior. Por eso, puedo decir con propiedad que el perdonar a los otros es una ilusión. A la única persona que tenemos que perdonar es a nosotros mismos.

Es decir, que la única manera efectiva para cambiar tu vida es perdonándote a ti mismo(a), de amarte a ti mismo(a) y de aceptarte a ti mismo(a).

Arriésgate a sentir el dolor, porque de todas maneras lo sientes. Sólo debes aceptarlo para dejarlo salir.No lo escondas dentro de ti porque eso sólo te hace daño. Qué incongruencia interior tenemos, cuando por el dolor que los otros nos causan, nos herimos a nosotros mismos: no te parece absurdo?

Tu rabia, al que te abandonó, ni al que te maltrató, ni al que te falló, ni al que te violentó, etc. La rabia sólo te hiere a ti, y esa es la prueba más grande que tengo para asegurarte que si te abres a limpiarte por dentro, vas a vivir mucho más ligero y mucho más feliz.

Todo el dolor que has vivido sólo ha sido para que madures, para que te aceptes y para que no te resistas a la vida.Mi consejo: OLVIDA.

Somos el resultado de nuestros pensamientos. ¡Por supuesto! Pero una vez más ¿qué pensamientos? ¿El 2% del cual estamos conscientes o el 98% que está en nuestro inconsciente

Podemos pensar que controlamos la situación, pero a menos que nos entreguemos y le demos permiso a la parte nuestra que sabe lo que es perfecto y correcto para nosotros para que nos lo traiga, seremos completamente controlados por los pensamientos inconscientes que el Ho’oponopono llama recuerdos o viejos programas.

El Curso de Milagros nos ayuda con su divina orientación para que en los momentos de perdida de nuestra Paz, podamos recurrir al Espíritu Santo como recurso de sanación de nuestra mente. En su cap V (cap V, VII;6,7) se puede leer:



6. Tomar esta decisión no puede ser algo difícil. 2Esto es obvio, si te percatas de que si no te sientes completamente dichoso es por­que tú mismo así lo has decidido. 3Por lo tanto, el primer paso en el proceso de des-hacimiento es reconocer que decidiste equivo­cadamente a sabiendas, pero que con igual empeño puedes deci­dir de otra manera. 4Sé muy firme contigo mismo con respecto a esto, y mantente plenamente consciente de que el proceso de des-­hacimiento, que no procede de ti, se encuentra no obstante en ti porque Dios lo puso ahí. 5Tu papel consiste simplemente en hacer que tu pensamiento retorne al punto en que se cometió el error, y en entregárselo allí a la Expiación en paz. 6Repite para tus aden­tros lo que sigue a continuación tan sinceramente como puedas, recordando que el Espíritu Santo responderá de lleno a tu más leve invitación:


7Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.
8Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.
9Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.
10No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito  anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada.
11Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí.



Es cierto que nuestro poder no tiene límites. Somos creadores, y creamos con nuestros pensamientos. Es muy importante saber esto. Sin embargo, también es importante saber que no sabemos plenamente quiénes somos. En realidad no sabemos todo lo que estamos pensando, y lo que es peor aún, no sabemos que no lo sabemos.

Lo mas importante a recordar seria nuestro origen divino, y por lo tanto la presencia constante de Dios en nuestras vidas, pues somos Uno con El; y su presencia nos acompaña en todo tiempo y espacio. Solo es una elección recordarlo para volver al estado de paz que su presencia nos da, y que es nuestro estado natural


Yris Araujo





















         
 INTELIGENCIA ESPIRITUAL

 La inteligencia espiritual está por encima de la inteligencia operativa, la que nos permite resolver problemas mediante el razonamiento lógico e incluso por encima de la inteligencia emocional, la que nos ayuda a saber relacionarnos y convivir con los demás.

La inteligencia espiritual se basa en un nuevo lenguaje, el silencio, y en una visión que se enfoca en el sentido superior y trascendente de la vida. Permite experimentar la dimensión espiritual, reconocer la importancia de los pensamientos y de la conciencia que éstos crean. Desarrolla una felicidad serena pero estable, ya que no depende de factores externos sino que nos abre a la percepción del tesoro, la belleza que todos llevamos dentro.

Con la inteligencia espiritual se potencian habilidades como:

1. Permanecer pacífico independientemente de las circunstancias.

En el silencio uno es capaz de descubrir la verdadera identidad espiritual, donde existe un espacio inmaculado en el que tan solo hay paz, silencio y verdad.

Cuando entramos en ese espacio interior, el alma despierta y reconoce su valor, reconoce el sentido de la vida y reconoce a su Amigo eterno.
Esta experiencia llena al alma humana de poder espiritual que imprime un sello de paz en su personalidad, y que le permite afrontar todas las circunstancias de la vida con otra luz, con otra perspectiva. La vida ya no es un problema sino una escuela donde cada momento es una oportunidad para apreciar, aprender y acumular tesoros interiores.

2. Observar desapegado y no absorberse en las situaciones.

La práctica de entender que somos un ser espiritual dentro de una experiencia humana, nos permite separarnos primero de este instrumento, nuestro cuerpo, y convertirnos en el observador desapegado. Eso no significa que no tengamos interés en lo que ocurre a nuestro alrededor sino que no nos implicamos emocionalmente y de esta manera podemos dar respuestas más efectivas, ahorrando tiempo y energía. También entendemos que la otra persona es un ser espiritual pero que en una situación conflictiva ha olvidado quién es y está identificada con algo que no es, y ésa es la causa de su malestar.

3. Comprender el sentimiento del corazón de los demás.

No es tan solo comprender a los demás, es mucho más que eso, es ver lo que los demás ni siquiera ven; es decir, las motivaciones más profundas por las que están haciendo las cosas, pero no las superficiales sino las más profundas, entenderlas, comprenderlas y dar una respuesta adecuada a eso. Es conectar con la parte inmaculada del otro, ya no vemos la imagen externa, no vemos la superficialidad de las cosas que hace externamente sino que cada vez comprendemos más en profundidad la esencia de esa persona. Esto nos permite satisfacer sus auténticas necesidades. Esto es inteligencia espiritual, en donde somos capaces de trascender lo que se ve y ver lo que no se ve.

La inteligencia espiritual se basa en una percepción profunda de nosotros mismos como seres espirituales. Esta percepción nos abre a reconocer la importancia de los procesos sutiles de nuestra conciencia. Nos damos cuenta de lo fundamental que es generar pensamientos alineados con los valores internos más puros y positivos que poseemos: la paz, el amor, la sabiduría, entre otros. Nuestros pensamientos, sentimientos y acciones han de ser coherentes con esos valores si queremos experimentar armonía interior. 

Otras habilidades que se potencian con la inteligencia espiritual:

 4. Concentrar la mente en pensamientos elevados.

Se trata de una de las habilidades espirituales más importantes; ser capaz de concentrar la mente, libre de pensamientos inútiles o negativos, entonces es como si se quedara quieta, relajada, es como si estuviéramos contemplando un pensamiento o una idea. En ese espacio silencioso se produce la experiencia espiritual y la mente se abre a otra dimensión donde se accede a la comprensión de los secretos de la existencia humana sin necesidad de pensar, ni razonar. A eso le llamamos sabiduría. Esta tranquilidad mental nos recarga enormemente de energía.

 A esto le llamamos meditación: concentración, quietud en la mente, silencio. 

5. Tener buenos deseos y sentimientos positivos hacia todos.

Es muy fácil tener buenos sentimientos hacia la familia, los hijos, los amigos, pero con aquellas personas que no nos tratan bien o que se oponen a nosotros, ¿podemos tener buenos sentimientos hacia ellos?

La persona que desarrolla la inteligencia espiritual no reacciona ante lo que hacen, se mantiene en silencio, y tiene buenos sentimientos hacia ellos, buenos deseos. ¿Qué quiere decir esto? Piensa: “Te deseo lo mejor y que por fin recapacites y te conviertas en una persona madura que se da cuenta de lo que está pasando”.

Necesitamos mucha práctica y desarrollo de la inteligencia espiritual para ser conscientes de todo lo negativo y aún así tener sentimientos positivos..

. Comprender el sentido de la obra de la vida.

Cuando vamos al cine a ver una película, observamos escenas de emoción, escenas de sufrimiento, luego escenas de alegría y al final escenas en las que se resuelven las cosas. En cambio en la vida no nos damos cuenta de que es así también. Hay todo tipo de escenas pero tan solo con la conciencia espiritual soy capaz de tener esta visión ilimitada del teatro de la vida. Cada escena es única y cada actor es único, todo cambia constantemente y detrás de cada escena hay un beneficio, esta es la visión de la persona con inteligencia espiritual.

La inteligencia operativa busca datos, busca información y más información, por el contrario la inteligencia espiritual no busca sino que recuerda, es otro enfoque completamente distinto.

… RECUERDA quien eres, en el fondo ya lo sabes, tan solo tienes que recordarlo.

… RECUERDA quién es el ser Divino, quién es el Padre, en el fondo todo ser humanos lo sabe, pero lo ha olvidado,

… RECUERDA, ¿qué significa esta vida? ¿Qué haces aquí?, simplemente recuérdalo, porque si has venido, has venido de algún lugar, así que simplemente te has olvidado de dónde has venido, pero vienes de algún lugar,

… RECUERDA de dónde vienes y RECUERDA cuál es tu misión aquí.

Tenemos gran sabiduría en nuestro interior y para acceder a ella NECESITAMOS SILENCIO Y CONECTAR DE NUEVO CON EL SER MÁS SABIO, la Divinidad, el Supremo, ésta es la base para el desarrollo de la inteligencia espiritual.

 Brahma Kumaris