¿CÓMO PUEDE EL CAMBIO DE
ACTITUD PERSONAL MEJORAR NUESTRA VIDA?
El
cambio de actitud personal, por sí solo, no puede cambiar mayormente nuestras
vidas, ni menos mejorarlas.
El cambio significa más
esfuerzo, significa salirse de la zona cómoda y vencer la inercia que se impone
con los modos arraigados de pensar y de hacer.
Para poder cambiar de actitud
frente a la vida es necesario primero conocer cuál es nuestra actual actitud.
En otras palabras, el primer paso es conocernos a nosotros mismos y a las
creencias que subyacen a nuestras acciones y de los cuales se desprende nuestra
visión del mundo y nuestra actitud frente a la vida.
¿Qué es lo que modifica
entonces nuestra visión del mundo?
Lo que modifica nuestra
visión del mundo, son nuestras acciones y no viceversa. Nuestra mente, se
adapta a nuestras acciones, opta por diferentes actitudes según nuestras
acciones. Y ¿cómo y por qué cambiamos nuestras acciones?
Nuestras acciones son el resultado
de las reacciones que damos a nuestro entorno. Estas reacciones se constituyen
en base a ciertas predisposiciones individuales y, sobre todo, al
comportamiento formado por las reacciones previas al entorno a lo largo de la
vida de la persona..
El cambio se da por la
acción. Pero hacer algo completamente distinto a lo que estamos acostumbrados a
hacer, es como dar un salto al vacío. Por esta razón los cambios de accionar no
se suelen dar porque a la persona se le ocurrió un día cambiar sus condiciones concretas
de vida, sino porque las condiciones concretas de su vida cambiaron sin que
ella tuviese control sobre ese cambio.
Si
lo que nos cambian son nuestras acciones, tenemos que cambiar nuestras
acciones.
Podemos formar parte activa
de este cambio, por una parte tratando de forzar un cambio en nuestra realidad
y por otra haciéndonos consientes de nuestras creencias y leyes de vida para
cuestionarlos y probar, en la práctica, formas alternativas de reacción frente
a una realidad que simultáneamente tratamos de ir modificando.
De esta manera los cambios
no se vuelven adaptaciones a una realidad estática y que no necesariamente es
deseable, sino que son reacciones a una realidad que nos tiene como sujetos
transformadores de ella; lo cual necesariamente implica un constante proceso de
aprendizaje de nosotros mismos y por lo tanto un enriquecimiento de nosotros como
individuos, y con ello, con mayores posibilidades de influir en un cambio
social de la realidad.
Los que no desean el cambio
por estar conformes con su situación están influidos por un gran temor. Esa emoción
se convierte en un fuerte impulso que buscara
conservar la realidad en la que estamos inmersos·
Aquellos que no imaginan en
qué los beneficiará el cambio, solo lo aprueban intelectualmente, y pueden ser personas
pesimistas y temerosas que se bloquean ante la posibilidad de lo desconocido.
Los que reaccionan ante el
cambio con la incertidumbre que ocasiona buscaran trabajar con maneras conocidas
pero no funcionales de solucionar los problemas; y buscan aferrarse con fuerza
a lo conocido y a patrones de aprendizaje limitados que funcionaron bien en el
pasado.
La investigación actual
sobre el éxito incide y apunta a una serie de cómodos pasos que, si se toman
seriamente en cuenta con todo y un cambio de actitud, nos podrán llevar de la
mano al deseado éxito.
Aquí están los susodichos
pasos:
1. El comportamiento
significativo: Quiere decir que hagas un cambio importante de pautas de
conducta y te acostumbres a pensar y a actuar como es necesario y no como se te
dé la gana (por ejemplo, si tu impuntualidad ha contribuido a que no te tomen
en cuenta para los ascensos, debes concienciar el ser puntual).
2. Introspección y
reaprendizaje: Reconoce tu manera de "enfocar" tu forma de pensar,
las cosas que te da miedo cambiar, los comportamientos que te llevan a fracasar
una y otra vez para que así conscientemente evites repetir los patrones mentales
(por ejemplo, pensarte y visualizarte como victima o sin suerte).
3. La congruencia: Consiste
en poner en armonía y equilibrio tus pensamientos, tus sentimientos, lo que
dices y lo que haces o dejas de hacer (por ejemplo, quejarte de la
corrupción, pero dar mordida
en lugar de pagar la infracción si te pasas un alto es incongruente).
4. El juego de roles: En tus
relaciones con los demás no siempre te comportas igual, sino que asumes
diferentes roles. Se habla de tres posturas que asumimos: como niño (alguien
tiene que enseñarte qué hacer), como padre (quien critica, corrige y cuida) o
como adulto (independiente y responsable).
5. Comunicación efectiva y
afectiva: Lo que comunicas a los demás de manera verbal o no puede ser negativo
(hacerles daño) o positivo; la diferencia esta en la intención. Por ejemplo,
no es lo mismo decirle a
alguien que su idea es una estupidez que explicarle cómo puede mejorarla.
6. Las experiencias de vida:
Algunos afirman que la "infancia es destino", es decir, que las experiencias
de nuestros primeros años nos pueden marcar por el resto de nuestras vidas. El problema
es que hay quienes lo agarran de pretexto ("me emborracho hasta entre
semana porque de chico veía a mi padre pegado a la botella").
7. Reforzando la autoestima:
Creer en tus valores y principios, en tus capacidades (mejores para
determinadas cosas, no desarrolladas para todas), en las decisiones que has
tomado, además de saberte tan competente como cualquiera y ser congruente, son
los refuerzos ideales para tu autoestima.
Siempre sera un reto asumir el cambio en la vida; y nos toca apelar a nuestra fortaleza y valentía para lograrlo.