sábado, 30 de noviembre de 2013

USTED PUEDE SANAR SU VIDA: LA RESISTENCIA AL CAMBIO DE LOUISE HAY 
La verdad es que el proceso se inicia en el momento en que empezamos a pensar en cambiar.
La conciencia es el primer paso hacia la curación o el cambio Cuando llevamos algún modelo mental profundamente sepultado en nuestro interior, para poder curarnos debemos empezar por tomar conciencia de ello. Quizás hablemos al respecto con alguien, o veamos aparecer el mismo modelo mental en otras personas. De una manera o de otra, emerge a la superficie, nos llama la atención y empezamos a tener alguna relación con ello.

Usted puede sanar su Vida: La resistencia al cambio de Louise Hay
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“Me ” Me muevo con el ritmo y el fluir de la vida, siempre cambiante”
La conciencia es el primer paso hacia la curación o el cambio
Cuando llevamos algún modelo mental profundamente sepultado en nuestro interior, para poder curarnos debemos empezar por tomar conciencia de ello. Quizás hablemos al respecto con alguien, o veamos aparecer el mismo modelo mental en otras personas. De una manera o de otra, emerge a la superficie, nos llama la atención y empezamos a tener alguna relación con ello. Con frecuencia, atraemos hacia nosotros a un maestro, un amigo, una clase, un seminario o un libro que comienza a sugerirnos maneras nuevas de abordar la disolución del problema.
Mi propio despertar se inició con un comentario casual de un amigo sobre una reunión de la que le habían hablado, y aunque él no iba a ir, yo sentí no sé qué respuesta interior y fui. Aquella pequeña reunión fue mi primer paso por la senda de mi evolución. Hasta cierto tiempo después no me di cuenta de su importancia.
Con frecuencia, en esta primera etapa nuestra reacción es pensar que todo eso es una tontería, o que no tiene sentido. Puede ser que nos parezca demasiado fácil, o inaceptable para nuestras ideas. El hecho es que no queremos hacerlo, y nuestra resistencia cobra muchísima fuerza. Hasta es posible que nos enfademos sólo con pensar en hacer “eso”.
Una reacción así es excelente, si podemos entender que es el primer paso en nuestro proceso de curación.
Yo le digo a la gente que cualquier reacción que puedan tener sirve para demostrarles que han iniciado ya el proceso curativo. La verdad es que el proceso se inicia en el momento en que empezamos a pensar en cambiar.
La impaciencia no es más que otra forma de resistencia: es la resistencia a aprender y a cambiar. Cuando exigimos que todo se haga ahora mismo, que se complete de inmediato, no nos estamos dando el tiempo necesario para aprender la lección implícita en el problema que nos hemos creado.
Si usted quiere ir a la habitación de al lado, tiene que levantarse y avanzar paso a paso en esa dirección. Con quedarse sentado deseando estar en la otra habitación no se arregla nada. Pues es lo mismo. Todos queremos terminar con nuestros problemas, pero no queremos hacer las pequeñas cosas que, sumadas, nos darán la solución.
Ahora es el momento de reconocer nuestra responsabilidad por haber creado esa situación o ese estado. No estoy hablando de sentirse culpable, ni de que nadie sea una “mala persona” por estar donde está. A lo que me refiero es a reconocer ese “poder interior” que transforma en experiencia cada uno de nuestros pensamientos. En el pasado, sin saberlo, usamos ese poder para crear cosas que no queríamos experimentar, porque no nos dábamos cuenta de lo que hacíamos. Ahora, al reconocer nuestra responsabilidad, tomamos conciencia de este poder, y aprendemos a usarlo conscientemente de manera positiva y en beneficio nuestro.
Con frecuencia, cuando sugiero una solución a un cliente —puede ser una manera nueva de abordar un asunto, o bien perdonar a una persona relacionada con él— veo cómo empieza a contraer y adelantar la mandíbula, y cómo cruza tensamente los brazos sobre el pecho, a veces incluso cerrando los puños. La resistencia está subiendo a escena, y entonces sé que he acertado exactamente con lo que es necesario hacer.
Todos tenemos lecciones por aprender. Las cosas que nos resultan difíciles no son más que las lecciones que hemos decidido tomar. Si las cosas nos resultan fáciles, es porque ya las sabemos hacer.
Las lecciones se pueden aprender mediante el hecho de darse cuenta
Si piensa en lo que resulta más difícil hacer, y en cuánto se resiste a hacerlo, está enfrentándose con lo que en este momento es para usted la lección más importante. Entregarse, abandonar la resistencia y permitirse aprender lo que necesita aprender, le facilitará más aún el paso siguiente. No deje que su resistencia le impida cambiar. Podemos trabajar en dos niveles: i) Atendiendo a la resistencia, y 2) Realizando pese a todo los cambios mentales necesarios. Obsérvese, observe su resistencia, y luego, de todas maneras, siga adelante.
Las claves no verbales
Con frecuencia nuestras acciones revelan nuestra resistencia. Por ejemplo:
Cambiar de tema. Irse de la habitación. Ir al lavabo. Llegar tarde. Descomposición de estómago.
Aplazar la decisión, ya sea:
Haciendo otra cosa. Trabajando. Perdiendo el tiempo.
Apartar la vista o mirar por la ventana. Hojear una revista. Negarse a atender. Comer, beber o fumar. Entablar o romper una relación.
Estropear algo: el coche, un electrodoméstico, un grifo, lo que sea.
Las suposiciones
Con frecuencia suponemos cosas que nos ayudan a justificar nuestra resistencia, diciendo, por ejemplo:
De todas maneras no serviría de nada.
Mi marido (o mi mujer) no lo entendería.
Tendría que cambiar toda mi personalidad.
Sólo los chiflados van a ver a un terapeuta.
No podría hacer nada con mi problema.
No podrían manejar mi agresividad.
Mi caso es diferente.
No quiero que se preocupen.
Ya se resolverá solo.
Eso nadie lo hace.

Las creencias
Crecemos con creencias que alimentan nuestra resistencia al cambio. Algunas de las ideas que nos limitan son:
No se hace.
No está bien.
No está bien que yo haga eso.
Eso no sería espiritual.
Si uno está en el camino espiritual, no se enfada.
Los hombres (o las mujeres) no hacen eso.
En mi familia no se hace.
El amor no es para mí.
Eso no es más que una tontería.
Es demasiado lejos para ir con el coche.
Representa demasiado trabajo.
Es demasiado caro.
Llevará demasiado tiempo.
No creo en esas cosas.
No soy esa clase de persona.

Ellos
Cedemos nuestro poder a otros y los ponemos como excusa de nuestra resistencia al cambio. Entonces, pensamos y decimos cosas como éstas:
Dios no lo permitirá.
Estoy esperando a tener una buena configuración planetaria.
El ambiente no es adecuado.
No me dejarán cambiar.
No tengo el maestro (o el libro o las herramientas…) que necesito.
El médico no me lo permite.
Mi trabajo no me deja tiempo.
No quiero caer bajo su influencia.
Es todo culpa de…
El (o ella) tiene que cambiar primero.
Lo haré tan pronto como consiga…
Ellos no me entienden.
No quiero que se ofendan.
Mi religión (o mi educación o mi filosofía…) no me lo permite.

Los conceptos sobre uno mismo
Usamos como condiciones limitativas o como resistencia al cambio las ideas que tenemos sobre nosotros mismos. Solemos decir que somos:
Demasiado viejos.
Demasiado jóvenes.
Demasiado gordos.
Demasiado delgados.
Demasiado altos.
Demasiado bajos.
Demasiado haraganes.
Demasiado fuertes.
Demasiado débiles.
Demasiado tontos.
Demasiado listos.
Demasiado pobres.
Demasiado insignificantes.
Demasiado frívolos.
Demasiado serios.
Demasiado engreídos.
Quizá todo esto sea demasiado.

Las tácticas dilatorias
Nuestra resistencia a cambiar se expresa a menudo de esta manera. Usamos excusas como:
Lo haré más tarde.
Ahora no puedo.
Ahora no tengo tiempo.
Robaría demasiado tiempo a mi trabajo.
Sí que es una buena idea.
Alguna vez lo haré.
Tengo demasiadas cosas que hacer.
Me lo pensaré mañana.
Lo haré tan pronto como termine con…
Lo haré cuando vuelva del viaje.
No es el mejor momento.
Es demasiado tarde, o demasiado pronto.

La negación
Esta forma de resistencia se manifiesta negando la necesidad de hacer ningún cambio, con expresiones como:
Si a mí no me pasa nada.
Es un problema que no puedo remediar.
La vez pasada estaba bien.
¿Y de qué me serviría cambiar?
Tal vez el problema desaparezca si no le hago caso.

El miedo
La categoría más amplia de la resistencia al cambio es, con mucho, el miedo… el miedo a lo desconocido. Fíjense en estos ejemplos:
Todavía no estoy listo.
¿Y si fracasara?
Tal vez me rechacen.
¿Qué pensarían los vecinos?
No quiero destapar esa olla.
Me da miedo decírselo a mi marido (o a mi mujer).
No sé lo suficiente.
Podría hacerme daño.
Para eso tendría que cambiar.
Me costaría dinero.
Antes que eso me muero (o me divorcio).
No quiero que nadie sepa que tengo un problema.
Me da miedo expresar mis sentimientos.
No quiero hablar de eso.
No tengo energía suficiente.
Quién sabe adonde iríamos a parar.
Puedo perder libertad.
Es demasiado difícil de hacer.
En este momento no tengo dinero.
Podría hacerme daño en la espalda.
Yo no quiero ser perfecto.
Podría perder amigos.
Yo no confío en nadie.
Así dañaría mi imagen.
No sirvo para nada.

Y podríamos continuar con la lista indefinidamente. ¿Reconoce usted como suyo alguno de estos enunciados? Ahora, fíjese en la resistencia al cambio que aparece en estos ejemplos.
Una dienta vino a verme porque sufría fuertes dolores. Se había roto la espalda, el cuello y una rodilla en sendos accidentes de automóvil. Llegó tarde, porque se perdió y luego se encontró con un atasco de tráfico.
No tuvo ninguna dificultad para contarme todas sus dificultades, pero tan pronto como intenté hablar un momento, empezaron los problemas. Las lentes de contacto empezaron a molestarle, se le ocurrió cambiarse de asiento, tuvo que ir al lavabo, necesitó quitarse las lentillas… Durante el resto de la sesión no conseguí que me atendiera.
Todo eso eran resistencias: no estaba preparada para dejarse curar. Descubrí que tanto su hermana como su madre también se habían roto en dos oportunidades la espalda.
Otro cliente era un actor, mimo y saltimbanqui callejero, y excelente por lo demás. Se jactaba de lo listo que era para engañar a otros, en especial a las instituciones.
El sabía cómo salir bien de todo, y, sin embargo, nunca salía bien de nada. Estaba siempre sin un duro, atrasado por lo menos un mes en el alquiler, muchas veces sin teléfono. Su ropa daba lástima, trabajaba muy esporádicamente, tenía dolores por todas partes y su vida amorosa era un desastre.
Su teoría era que no podía abandonar su actitud mientras no le sucediera algo bueno en la vida. Naturalmente, con lo que él daba, nada bueno podía sucederle. Primero tenía que dejar de engañar.
Su resistencia se debía a que no estaba preparado para renunciar a su antigua manera de ser.
Deje en paz a sus amigos.
A menudo sucede que, en vez de ocuparnos de nuestros propios cambios, decidimos que son nuestros amigos quienes tienen que cambiar. Esto es resistencia al cambio.
Cuando empecé a trabajar tuve una dienta que me enviaba a ver a todas sus amigas que estaban en el hospital. En vez de mandarles flores, me hacía ir a mí a remediar sus problemas. Yo llegaba, provista de mi grabador, y casi siempre me encontraba con alguien que estaba en cama y no sabía por qué aparecía yo por allí, ni entendía lo que estaba haciendo. Eso fue antes de que aprendiera a no trabajar nunca con nadie que no me lo hubiera pedido.
Hay clientes que vienen a verme porque un amigo les ha pagado una sesión de regalo. Generalmente, esto no funciona, y es raro que regresen para seguir trabajando.
Cuando algo nos ha dado buen resultado, es normal que queramos compartirlo. Pero es probable que los demás no estén listos para cambiar en ese momento y esa circunstancia precisos. Ya bastante difícil es cambiar cuando queremos hacerlo, pero intentar que otra persona cambie cuando no quiere es imposible, y puede arruinar una buena amistad.
Yo empujo a mis clientes porque ellos me han buscado, pero dejo en paz a mis amigos.
Trabaje con el espejo
Los espejos nos devuelven la imagen de lo que sentimos por nosotros mismos, mostrándonos claramente qué es lo que hemos de cambiar si queremos tener una vida gratificante y jubilosa.
Yo pido a mis clientes que cada vez que pasen por delante de un espejo se miren a los ojos y se digan algo positivo sobre sí mismos. Esta es la manera más poderosa de hacer afirmaciones: mirarse en el espejo y decirlas en voz alta. Inmediatamente uno se da cuenta de la resistencia, y así puede superarla con más rapidez. Será bueno que tenga usted un espejo a mano mientras lee este libro; úselo con frecuencia para las afirmaciones, y para verificar cuándo se resiste, o cuándo tiene una actitud suelta y de apertura.
Ahora, mírese en el espejo y dígase: “Estoy dispuesto a cambiar”.
¿Cómo se siente? Si vacila, se resiste o simplemente no quiere cambiar, pregúntese por qué. ¿A qué antigua creencia está aferrándose? Este no es momento de reñirse. Limítese a notar qué es lo que le pasa, y qué creencia aflora a la superficie, porque se trata de lo que ha estado causándole tantos problemas. ¿Puede reconocer de dónde proviene?
Cuando al pronunciar las afirmaciones nos suenan a falsas o parece que no sucediera nada, es muy fácil decir que no funcionan. Pero no es que no funcionen, sino que necesitamos dar un paso previo antes de empezar con ellas.
Las pautas repetidas nos muestran nuestras necesidades
Por cada hábito que tenemos, por cada experiencia que reiteramos en diversas ocasiones, por cada pauta que repetimos, hay dentro de nosotros una necesidad que corresponde a alguna creencia. Si no hubiera una necesidad, no haríamos o no seríamos eso. Dentro de nosotros hay algo que necesita ser gordo, tener malas relaciones, fracasar, fumar, enfadarse, ser pobre, sentirse humillado o lo que fuere que sea nuestro problema.
¿Cuántas veces hemos dicho que jamás volveremos a hacer eso? Y antes de que termine el día nos hemos atiborrado de chocolate, nos hemos fumado un paquete de cigarrillos, hemos dicho algo hiriente a un ser querido… Y encima complicamos el problema enfadándonos con nosotros mismos: “No tienes fuerza de voluntad ni disciplina. ¡Qué debilidad de carácter!”. Expresiones así no hacen más que aumentar nuestro ya pesado cargamento de culpa.
Eso no tiene nada que ver con la disciplina ni con la fuerza de voluntad
No importa de que estemos tratando de liberarnos: no es más que un síntoma, un efecto exterior. Empeñarse en eliminar el síntoma sin ningún intento de disolver la causa, de nada sirve; en el momento en que la fuerza de voluntad o la disciplina aflojan, el síntoma vuelve a aparecer.
La disposición a renunciar a la necesidad
—En usted tiene que haber una necesidad de este síntoma —les digo a mis clientes—, porque si no, no lo tendría. Vamos a retroceder un paso para trabajar con su disposición a renunciar a la necesidad. Cuando ésta haya desaparecido, usted ya no tendrá deseos de fumar, o de comer en exceso o de llevar a cabo cualquier otra pauta negativa.
Una de las primeras afirmaciones que uso es: “Estoy dispuesto a renunciar a mi necesidad de resistencia (o de dolor de cabeza, estreñimiento, kilos de más, escasez de dinero o lo que sea)”. Diga “Estoy dispuesto a renunciar a mi necesidad de…”. Si en este punto encuentra resistencia, entonces sus otras afirmaciones no pueden funcionar.
Es menester desenmarañar las telarañas en que nos envolvemos. Si alguna vez ha tenido que desenredar un ovillo de hilo, sabe que tironeando para un lado y para otro sólo se consigue empeorar las cosas. Es necesario ir deshaciendo los nudos con mucha suavidad y paciencia. Sea suave y paciente consigo mismo para desenredar sus propios nudos mentales. Busque ayuda si la necesita, pero, sobre todo, cultive el amor a sí mismo mientras lo hace. La disposición a liberarse de lo viejo es la clave; ahí está el secreto.
Cuando hablo de “necesitar el problema”, me refiero a que, de acuerdo con nuestro personal conjunto de modelos mentales, “necesitamos” tener ciertas experiencias u obtener ciertos efectos externos. Cada efecto externo es la expresión natural de un modelo mental interno. Combatir solamente el efecto o el síntoma es un desperdicio de energía, que a menudo no hace más que agravar el problema.
Sentirse ” indigno ” provoca indecisión
Si uno de mis modelos mentales me señala que soy “indigno”, es probable que uno de los efectos que obtenga sea la indecisión. Después de todo, la indecisión es una manera de impedirnos llegar a donde decimos que queremos ir. La mayoría de la gente que posterga sus decisiones se pasa mucho tiempo y desperdicia mucha energía reprochándose su indecisión. Se tachan a sí mismos de ociosos y, en general, se empeñan en sentir que son seres “malos”.

El resentimiento por el bien ajeno
Tuve un cliente a quien le encantaba que estuvieran pendientes de él, y generalmente llegaba tarde a clase para llamar la atención. Había sido el menor de dieciocho hijos, y cuando se trataba de recibir era el último de la lista. De niño, estaba siempre mirando cómo sus hermanos recibían lo que fuere mientras él esperaba ansiosamente su turno, y ya adulto, cuando a alguien le iba bien, no era capaz de compartir su regocijo.
—Oh, ojalá yo pudiera tener (o hacer) lo mismo —decía en cambio.
Su resentimiento por el bien ajeno era una barrera para su crecimiento y su posibilidad de cambio.
El sentimiento del propio valor abre muchas puertas
Vino a verme una dienta de setenta y nueve años, que enseñaba canto. Varios alumnos suyos estaban haciendo anuncios para la televisión. Ella también quería hacerlos, pero le daba miedo. La apoyé sin la menor reserva, explicándole:
—No hay nadie como usted. Limítese a ser usted misma. Hágalo como diversión. En el mundo hay gente que busca exactamente lo que usted puede ofrecer. Hágales saber de su existencia.
La mujer llamó a vanas agencias, diciendo:
—Soy una persona muy mayor, y quiero hacer anuncios.
Poco tardó en aparecer en un anuncio, y desde entonces nunca le ha faltado trabajo. Con frecuencia veo su imagen en la televisión y en revistas. Cualquier edad es buena para empezar una carrera, especialmente cuando se hace por diversión.

Con la autocrítica nunca se da en el blanco
Autocriticarse es algo que sólo sirve para intensificar la indecisión y la holgazanería. La orientación que hay que dar a la energía mental es la de liberarse de lo viejo y crear modelos mentales nuevos. Dígase: “Estoy dispuesto a renunciar a la necesidad de no ser digno. Soy digno de lo mejor que hay en la vida, y con amor me permito aceptarlo”. “A medida que pase unos días repitiendo esta afirmación, el efecto externo que es la indecisión empezará, automáticamente a desaparecer.” “A medida que me cree interiormente un modelo que reconozca mi propio valor, ya no tendré necesidad de negar mis buenas condiciones.”
Puede aplicar esta misma actitud a cualquier otra pauta negativa (con su correspondiente efecto externo) que haya en su vida. Dejemos de perder tiempo y energía reprendiéndonos por algo que no podemos dejar de hacer si íntimamente tenemos ciertas creencias. Cambiemos esas creencias.
No importa de qué manera lo aborde usted, ni cuál sea el tema de que estemos hablando: tratamos sólo con ideas, y las ideas se pueden cambiar.
Si queremos cambiar algo, es necesario que lo digamos: “Estoy dispuesto a renunciar al modelo mental interno que está provocando esto”.
Puede decírselo y repetírselo una y otra vez, siempre que se acuerde de su enfermedad o su problema. En el momento en que lo dice, está saliendo del grupo de las víctimas y dejando de ser impotente, porque está reconociendo su propio poder. Está diciendo que comienza a entender que fue usted quien creó aquello, y que va a recuperar su propio poder al renunciar a aquella antigua idea y separarse de ella.
La autocrítica
Tengo una clienta que es capaz de comerse medio kilo de mantequilla y cualquier otra cosa de la que pueda echar mano cuando no puede aguantar sus propios pensamientos negativos. Al día siguiente está furiosa con su cuerpo, porque es gordo. De pequeña, daba la vuelta a la mesa, cuando la familia había acabado de cenar, terminándose lo que quedaba en cada plato, acompañándolo con mantequilla. Sus padres se reían: aquello les parecía muy divertido. Casi se puede decir que era la única aprobación que mi clienta recibía de su familia.
Cuando usted se regaña, cuando se humilla, cuando “se da la paliza” a sí mismo, pregúntese a quién está tratando de esa manera.
Casi toda nuestra programación, tanto negativa como positiva, es algo que aceptamos en la época en que teníamos tres años. A partir de entonces, nuestras experiencias se basan en lo que en aquel momento aceptábamos y creíamos de nosotros mismos y de la vida. La forma en que nos trataban cuando éramos muy pequeños es habitualmente la forma en que ahora nos tratamos. La persona a quien usted está riñiendo es un niño de tres años que lleva dentro.
Si es usted una de esas personas que se encolerizan consigo mismas porque son temerosas y pusilánimes, piense que tiene tres años. Si tuviera delante a un niño de tres años que tuviera miedo, ¿qué haría? ¿Se enfadaría con él, o le tendería los brazos y lo consolaría hasta que se sintiera cómodo y seguro? Quizá los adultos que lo rodeaban cuando usted era pequeño no hayan sabido cómo consolarlo entonces. Ahora usted es el adulto en su vida, y si no sabe consolar a la criatura que lleva dentro, realmente es algo muy triste.
Lo que se hizo en el pasado está hecho; lo pasado, pasado. Pero este momento es el presente, y ahora usted tiene la oportunidad de tratarse como desea que lo traten. Un niño asustado necesita que lo consuelen, no que lo reprendan. Si usted se reprende, se asustará más, y no encontrará a quién volverse. Cuando el niño de dentro se siente inseguro, crea muchísimos problemas. ¿Recuerda cómo se sentía cuando lo humillaban de pequeño? Pues de la misma manera se siente ahora ese niño que lleva dentro.
Sea bondadoso consigo mismo. Empiece a amarse y a demostrarse aprobación. Es lo que necesita esa criatura para expresar al máximo sus potencialidades.
En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero.
Todas las resistencias que llevo dentro de mí, las veo sólo como algo a lo que he de renunciar.
No tienen poder sobre mí, porque el poder en mi mundo soy yo.
Como mejor puedo, me adapto a los cambios que se producen en mi vida.
Me apruebo y apruebo la forma en que estoy cambiando.
Estoy haciendo todo lo que puedo, y cada día es más fácil.
Con júbilo sigo el ritmo y la fluencia eternos de los cambios en mi vida.
Hoy es un día maravilloso, porque yo decido hacerlo así.
Todo está bien en mi mundo.

Extracto del libro: Usted puede sanar su vida por Louise Hay
Capítulo. 6 . La resistencia al cambio

lunes, 23 de septiembre de 2013



EL TIMO: LA LLAVE DE LA ENERGÍA VITAL
En el centro del pecho, detrás del hueso donde la gente toca cuando dice 'yo', queda una pequeña glándula llamada TIMO. Su nombre en griego, 'thýmos', significa energía vital. Será necesario decir más?
Si, es necesario decir algo más... Porque el timo sigue siendo un ilustre desconocido. El crece cuando estamos alegres y encoje a la mitad cuando estamos estresados y aún más cuando nos enfermamos.
Esa característica confundió durante mucho tiempo a la medicina, que solo lo conocía a través de las autopsias y siempre lo encontraba achicado y encogido.
Se suponía que se atrofiaba y dejaba de trabajar en la adolescencia, tanto es que durante décadas los médicos americanos bombardeaban timos perfectamente saludables con altas dosis de rayos X, creyendo que su 'tamaño anormal' podría causar problemas.
Más tarde la ciencia demostró que, así mismo encogiéndose después de la infancia, el sigue siendo activo; es uno de los pilares de nuestro sistema inmunológico, junto con las glándulas adrenales y la espina dorsal y está directamente conectado a los sentidos, la conciencia y el lenguaje.
Como una central de teléfonos por donde pasan todas las llamadas, hace conexiones para afuera y para adentro. .
Si somos invadidos por microbios o toxinas, reacciona inmediatamente produciendo células de defensa.
Pero también es muy sensible a imágenes, colores, luces, olores, sabores, gestos, toques, sonidos, palabras y pensamientos. .
Amor y odio lo afectan profundamente
Pensamientos negativos tienen más poder sobre el que los virus y bacterias.
Como esa actitud negativa no existe en forma concreta, el timo intenta reaccionar y se debilita, luchando contra un invasor desconocido y abre espacios para síntomas de baja inmunidad, como los herpes.
En compensación, pensamientos positivos consiguen activar todos sus poderes, recordando que la fe remueve montañas.
Un test del pensamiento
Este simple test puede demostrar esa conexión.
Cierra los dedos pulgar e índice en la posición de 'ok', apriete con fuerza y pida a alguien para intentar abrirlos en cuanto piensa 'estoy feliz'.
Después repita pensando ' estoy infeliz'.
La mayoría de las personas conserva la fuerza en los dedos con el pensamiento feliz y se debilita cuando piensa que está infeliz.
(Sustituya los pensamientos por un delicioso helado de chocolate, una torta de coco, rellena con crema, para ver qué sucede...)
Ese mismo test sirve para diagnosticar situaciones bastante más complejas.
Por ejemplo, el médico necesita un diagnóstico diferencial, su paciente tiene síntomas en el hígado que tanto pueden significar cáncer cuanto abscesos por amebas.
Usando láminas con muestras o mismo representaciones gráficas de una u otra hipótesis, testea la fuerza muscular del paciente estando en contacto con ellas y llega al resultado deseado.
Las reacciones son consideradas respuestas del timo y el método, que ha sido demostrado en congresos científicos alrededor del mundo, ya es enseñado en la Universidad de Sao Paulo (Brasil) y a médicos acupunturistas.
El detalle curioso es que el timo queda bien pegado al corazón que se acaba ganando todos los créditos con relación a sentimientos, emociones, decisiones, manera de hablar, de escuchar, estado de espíritu, etc...'
'Estoy con el corazón apretado', por ejemplo, revela una situación real del timo que solo por reflejo envuelve el corazón en el problema.
El propio chakra cardíaco, fuente energética de unión y compasión, tiene más a ver con el timo que con el corazón y es en ese chakra que, según las enseñanzas budistas, que se da el pasaje del estado animal al estado humano.
¡Que interesante!, usted puede estar pensando, pero ¿y que con eso?'
Resulta que, si Usted quiere, puede ejercitar el timo para aumentar su producción de bienestar y felicidad.
Por la mañana, al levantar, o en la noche antes de acostarse:
a) - De pie, las rodillas ligeramente dobladas, (la distancia entre los pies debe ser la misma de los hombros). Ponga el peso del cuerpo sobre los dedos y no sobre el talón y mantenga toda la musculatura bien relajada.
b) - Cierre cualquier de las manos y comience a dar golpecitos continuados con los nudos de los dedos en el centro del pecho, marcando el ritmo así: una fuerte y dos débiles. Siga haciéndolo entre 3 y 5 minutos, respirando tranquilamente, mientras observa la vibración producida en toda la región torácica. (Yo hago 20 toques por la mañana y 20 toques por la noche).
El ejercicio estará atrayendo la sangre y la energía para el timo, haciéndolo crecer en vitalidad y beneficiando también los pulmones, corazón, bronquios y garganta. O sea, llenando el pecho de algo que ya era suyo y solo estaba aguardando una mirada de reconocimiento para transformarse en coraje, calma, nutrición emocional, abrazo.
Excelente, íntimo, lleno de estímulo... Bendito Timo.

Dra Nanci Strauss

jueves, 15 de agosto de 2013



         ¿Necesitamos sanar las heridas del pasado ?

¿Tengo que regresar al pasado para moverme hacia adelante? Y, muchas veces, no queremos mirar al pasado sino solamente avanzar.
Todos tenemos un pasado, y en ese pasado muchas veces hemos vivido momentos tristes, experiencias dolorosas, hechos traumáticos, maltrato verbal... 
Crecemos y nos volvemos adultos, pero en lo profundo de nuestro ser hay un niño o una niña pidiendo siempre amor. Venimos a este mundo con dos clases de hambres: Hambre de alimento material, pero también hambre de afecto. De la misma manera que una persona crece débil si no fue alimentada adecuadamente, cuando no recibimos suficiente afecto crecemos con una carencia, una especie de déficit o "desnutrición" emocional.
La indiferencia o el desamor, el abandono, los insultos verbales y amenazas, los golpes y los maltratos físicos y sicológicos han producido en muchas personas profundas heridas emocionales que no sólo no se han curado a través del tiempo, sino que se han hecho más profundas y dolorosas.

Algunos no se explican porqué en el presente, tanto en sus relaciones interpersonales como en su trabajo viven con un constante sentido de insatisfacción, nunca parecen alcanzar la medida de lo que ellos se exigen, aunque otros reconozcan su eficiencia.
Probablemente ese sentido de insatisfacción procede de sus experiencias tempranas de la infancia cuando deseaban complacer al padre y llamar su atención pero pocas veces o nunca obtuvieron su aprecio o reconocimiento.
Ciertamente que tarde o temprano tendemos que renunciar a tener un mejor pasado, sin embargo, tampoco creo que sea cuestión de resignarse.
Es posible avanzar sin referirse al pasado, tanto para incidentes específicos como en general. ¡Después de todo, la mayor parte del mundo se mueve sin haber sanado el pasado! Sin embargo, hay un cierto número de situaciones en las que el trabajar el pasado es la más eficiente o efectiva manera de proceder.
SÍ es posible limpiar un miedo a un evento anticipado sin acceder al pasado. Las desventajas están en que puede tomar más tiempo, y puedes encontrar más aspectos que necesiten ser atendidos. Por ejemplo, si limpias un miedo de dirigirte a un grupo de personas que conoces, puedes seguir teniendo miedo a dirigirte a un grupo de personas que no conoces, o a personas de cierta profesión. Limpiar el evento original puede en ocasiones (no siempre) hacerse cargo de múltiples aspectos más rápido y por completo.
Si quieres que tu vida sea más fácil, limpiar el pasado es como limpiar tu casa en primavera. Todos los traumas del pasado son detonadores potenciales para el desasosiego, el miedo, la ira y otras emociones negativas, las que directamente afectan la calidad de tu vida. Remueve los detonantes y, cuando los eventos desafiantes se sucedan, simplemente no te sentirás desafiado.
Es de sabios sanar las heridas del pasado, perdonar y perdonarnos por todos los desaciertos y experiencias que dejaron secuelas en nuestro presente, que nos impiden sentir paz espiritual, amor y felicidad. Hoy te invito a reflexionar y dejar ir las cargas que hacen tu camino lento y pesado, a que aligeres tus pasos, con tu cuerpo erguido y con la frente en alto, que hagas del tiempo presente el mejor tiempo.

Cuando elegimos perdonar, transformamos una creencia y una emoción referente a situaciones por las que nos sentimos lastimados. Cuando este perdón sale desde el corazón, podemos experimentar paz espiritual, pero cuando nos sentimos incapaces de olvidar esas lesiones, entonces la energía de esa persona y de esa situación permanecen dentro de nuestro campo de energía, tornando nuestra existencia densa y además, nos ligamos íntimamente a esas personas, pues el odio y el resentimiento nos encadenan de igual forma que el AMOR.

Si permitimos que la injusticia, el dolor, el abuso y las amarguras permanezcan en nuestro interior, no podremos vivir en PLENITUD. No es tan sencillo perdonar cuando nos sentimos heridos en lo más profundo de nuestro ser, sin embargo, podemos lograrlo si elegimos cambiar nuestros pensamientos y nuestras creencias con relación a esa situación o persona en particular que nos daña o nos ha dañado.

Cuando perdonamos, nos liberamos nosotros y liberamos a otros. Cuando no lo hacemos, estamos condenados a llevar cadenas. Si perdonamos comenzamos a sanar mental y físicamente, pues de esta manera, estamos creando armonía en el Universo y es justamente lo que llegará a nuestra vida por Ley Natural.

No importa cuan honda ha sido la herida que nos crearon o la forma en que nos maltrataron, nosotros podemos elegir asumir una actitud distinta frente a esa circunstancia que, viéndolo por el lado amable, nos ha ayudado a madurar y a valorar otros factores en nuestra existencia.

En esencia, es más importante que cambiemos nosotros mismos y no esperar que los demás sean como nosotros queremos que sean.

No podemos cambiar el pasado pero podemos transformarlo en una experiencia valiosa para nuestro presente.
El pasado regresa cada vez que no sanamos una herida. La clave para superar las cosas que ya ocurrieron y disfrutar del presente.


sábado, 6 de julio de 2013

La física cuántica confirma que creamos nuestra realidad



La física moderna dice “tú si puedes”


Durante décadas, los poderes de la mente han sido cuestiones asociadas al mundo “esotérico”, cosas de locos. La mayor parte de la gente desconoce que la mecánica cuántica, es decir, el modelo teórico y práctico dominante hoy día en el ámbito de la ciencia, ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad. Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos. Sorprendentes experimentos en los laboratorios más adelantados del mundo corroboran esta creencia.
El estudio sobre el cerebro ha avanzado mucho en las últimas décadas mediante las “tomografías”. Conectando electrodos a este órgano, se determina donde se produce cada una de las actividades de la mente. La fórmula es bien sencilla: se mide la actividad eléctrica mientras se produce una actividad mental, ya sea racional, como emocional, espiritual o sentimental y así se sabe a qué área corresponde esa facultad.
Estos experimentos en neurología han comprobado algo aparentemente descabellado: cuando vemos un determinado objeto aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro… pero cuando se exhorta al sujeto a que cierre los ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica! Entonces, si el cerebro refleja la misma actividad cuando “ve” que cuando “siente”, llega la gran pregunta: ¿cuál es la Realidad? “La solución es que el cerebro no hace diferencias entre lo que ve y lo que imagina porque las mismas redes neuronales están implicadas; para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que siente”, afirma el bioquímico y doctor en medicina quiropráctica, Joe Dispenza en el libro “¿y tú qué sabes?”. En otras palabras, que fabricamos nuestra realidad desde la forma en que procesamos nuestras experiencias, es decir, mediante nuestras emociones.
La farmacia del cerebro
En un pequeño órgano llamado hipotálamo se fabrican las respuestas emocionales. Allí, en nuestro cerebro, se encuentra la mayor farmacia que existe, donde se crean unas partículas llamadas “péptidos”, pequeñas secuencias de aminoácidos que, combinadas, crean las neurohormonas o neuropéptidos. Ellas son las responsables de las emociones que sentimos diariamente. Según John Hagelin, profesor de física y director del Instituto para la ciencia, la tecnología y la política pública de la Universidad Maharishi, dedicado al desarrollo de teorías del campo unificado cuántico: “hay química para la rabia, para la felicidad, para el sufrimiento, la envidia…”
En el momento en que sentimos una determinada emoción, el hipotálamo descarga esos péptidos, liberándolos a través de la glándula pituitaria hasta la sangre, que conectará con las células que tienen esos receptores en el exterior. El cerebro actúa como una tormenta que descarga los pensamientos a través de la fisura sináptica. Nadie ha visto nunca un pensamiento, ni siquiera en los más avanzados laboratorios, pero lo que sí se ve es la tormenta eléctrica que provoca cada mentalismo, conectando las neuronas a través de las “fisuras sinápticas”.
Cada célula tiene miles de receptores rodeando su superficie, como abriéndose a esas experiencias emocionales. Candance Pert, poseedora de patentes sobre péptidos modificados y profesora en la universidad de medicina de Georgetown, lo explica así: “Cada célula es un pequeño hogar de conciencia. Una entrada de un neuropéptido en una célula equivale a una descarga de bioquímicos que pueden llegar a modificar el núcleo de la célula”.
Nuestro cerebro crea estos neuropéptidos y nuestras células son las que se acostumbran a “recibir” cada una de las emociones: ira, angustia, alegría, envidia, generosidad, pesimismo, optimismo… Al acostumbrarse a ellas, se crean hábitos de pensamiento. A través de los millones de terminaciones sinápticas, nuestro cerebro está continuamente recreándose; un pensamiento o emoción crea una nueva conexión, que se refuerza cuando pensamos o sentimos “algo” en repetidas ocasiones. Así es como una persona asocia una determinada situación con una emoción: una mala experiencia en un ascensor, como quedarse encerrado, puede hacer que el objeto “ascensor” se asocie al temor a quedarse encerrado. Si no se interrumpe esa asociación, nuestro cerebro podría relacionar ese pensamiento-objeto con esa emoción y reforzar esa conexión, conocida en el ámbito de la psicología como “fobia” o “miedo”.
Todos los hábitos y adicciones operan con la misma mecánica. Un miedo (a no dormir, a hablar en público, a enamorarse) puede hacer que recurramos a una pastilla, una droga o un tipo de pensamiento nocivo. El objetivo inconsciente es “engañar” a nuestras células con otra emoción diferente, generalmente, algo que nos excite, “distrayéndonos” del miedo. De esta manera, cada vez que volvamos a esa situación, el miedo nos conectará, inevitablemente, con la “solución”, es decir, con la adicción. Detrás de cada adicción (drogas, personas, bebida, juego, sexo, televisión) hay pues un miedo insertado en la memoria celular.
La buena noticia es que, en cuanto rompemos ese círculo vicioso, en cuanto quebramos esa conexión, el cerebro crea otro puente entre neuronas que es el “pasaje a la liberación”. Porque, como ha demostrado el Instituto Tecnológico de Massachussets en sus investigaciones con lamas budistas en estado de meditación, nuestro cerebro está permanentemente rehaciéndose, incluso, en la ancianidad. Por ello, se puede desaprender y reaprender nuevas formas de vivir las emociones.
Mente creadora
Los experimentos en el campo de las partículas elementales han llevado a los científicos a reconocer que la mente es capaz de crear. En palabras de Amit Goswani, profesor de física en la universidad de Oregón, el comportamiento de las micropartículas cambia dependiendo de lo que hace el observador: “cuando el observador mira, se comporta como una onda, cuando no lo hace, como una partícula”. Ello quiere decir que las expectativas del observador influyen en la Realidad de los laboratorios… y cada uno de nosotros está compuestos de millones de átomos.
Traducido al ámbito de la vida diaria, esto nos llevaría a que nuestra Realidad es, hasta cierto punto, producto de nuestras propias expectativas. Si una partícula (la mínima parte de materia que nos compone) puede comportarse como materia o como onda… Nosotros podemos hacer lo mismo.
La realidad molecular
Los sorprendentes experimentos del científico japonés Masaru Emoto con las moléculas de agua han abierto una increíble puerta a la posibilidad de que nuestra mente sea capaz de crear la Realidad. “Armado” de un potente microscopio electrónico con una diminuta cámara, Emoto fotografió las moléculas procedentes de aguas contaminadas y de manantial. Las metió en una cámara frigorífica para que se helaran y así, consiguió fotografiarlas. Lo que encontró fue que las aguas puras creaban cristales de una belleza inconmensurable, mientras que las sucias, sólo provocaban caos. Más tarde, procedió a colocar palabras como “Amor” o “Te odio”, encontrando un efecto similar: el amor provocaba formas moleculares bellas mientras que el odio, generaba caos.
Por último, probó a colocar música relajante, música folk y música thrash metal, con el resultado del caos que se pudieron ver en las fotografías.
La explicación biológica a este fenómeno es que los átomos que componen las moléculas (en este caso, los dos pequeños de Hidrógeno y uno grande de Oxígeno) se pueden ordenar de diferentes maneras: armoniosa o caóticamente. Si tenemos en cuenta que el 80% de nuestro cuerpo es agua, entenderemos cómo nuestras emociones, nuestras palabras y hasta la música que escuchamos, influyen en que nuestra realidad sea más o menos armoniosa. Nuestra estructura interna está reaccionando a todos los estímulos exteriores, reorganizando los átomos de las moléculas.
El valioso vacío atómico
Aunque ya los filósofos griegos especularon con su existencia, el átomo es una realidad científica desde principios de siglo XX. La física atómica dio paso a la teoría de la relatividad y de ahí, a la física cuántica. En las escuelas de todo el mundo se enseña hoy día que el átomo está compuesto de partículas de signo positivo (protones) y neutras (neutrones) en su núcleo y de signo negativo (electrones) girando a su alrededor. Su organización recuerda extraordinariamente a la del Universo, unos electrones (planetas) girando alrededor de un sol o núcleo (protones y neutrones). Lo que la mayoría desconocíamos es que la materia de la que se componen los átomos es prácticamente inexistente. En palabras de William Tyler, profesor emérito de ingeniería y ciencia de la materia en la universidad de Stanford, “la materia no es estática y predecible. Dentro de los átomos y moléculas, las partículas ocupan un lugar insignificante: el resto es vacío”.
En otras palabras, que el átomo no es una realidad terminada sino mucho más maleable de lo que pensábamos. El físico Amit Goswani es rotundo: “Heinsenberg, el codescubridor de la mecánica cuántica, fue muy claro al respecto; los átomos no son cosas, son TENDENCIAS. Así que, en lugar de pensar en átomos como cosas, tienes que pensar en posibilidades, posibilidades de la consciencia. La física cuántica solo calcula posibilidades, así que la pregunta viene rápidamente a nuestras mentes, ¿quién elige de entre esas posibilidades para que se produzca mi experiencia actual? La respuesta de la física cuántica es rotunda: La conciencia está envuelta, el observador no puede ser ignorado”.
¿Qué realidad prefieres?
El ya famoso experimento con la molécula de fullerano del doctor Anton Zeillinger, en la Universidad de Viena, testificó que los átomos de la molécula de fullerano (estructura atómica que tiene 60 átomos de cárbón) eran capaces de pasar por dos agujeros simultáneamente. Este experimento “de ciencia ficción” se realiza hoy día con normalidad en laboratorios de todo el mundo con partículas que han llegado a ser fotografiadas. La realidad de la bilocación, es decir, que “algo” pueda estar en dos lugares al mismo tiempo, es algo ya de dominio público, al menos en el ámbito de la ciencia más innovadora. Jeffrey Satinover, ex presidente de la fundación Jung de la universidad de Harvard y autor de libros como “El cerebro cuántico” y “El ser vacío”, lo explica así: “ahora mismo, puedes ver en numerosos laboratorios de Estados Unidos, objetos suficientemente grandes para el ojo humano, que están en dos lugares al mismo tiempo, e incluso se les puede sacar fotografías. Yo creo que mucha gente pensará que los científicos nos hemos vuelto locos, pero la realidad es así, y es algo que todavía no podemos explicar”.
Quizás porque algunos piensen que la gente “de a pie” no va a comprender estos experimentos, los científicos todavía no han conseguido alertar a la población de las magníficas implicaciones que eso conlleva para nuestras vidas, aunque las teorías anejas sí forman parte ya del dominio de la ciencia divulgativa.
Seguramente la teoría de los universos paralelos, origen de la de la “superposición cuántica”, es la que ha conseguido llegar mejor al gran público. Lo que viene a decir es que la Realidad es un número “n” de ondas que conviven en el espacio-tiempo como posibilidades, hasta que UNA se convierte en Real: eso será lo que vivimos. Somos nosotros quienes nos ocupamos, con nuestras elecciones y, sobre todo, con nuestros pensamientos (“yo sí puedo”, “yo no puedo”) de encerrarnos en una realidad limitada y negativa o en la consecución de aquellas cosas que soñamos. En otras palabras, la física moderna nos dice que podemos alcanzar todo aquello que ansiamos (dentro de ese abanico de posibilidades-ondas, claro).
En realidad, los descubrimientos de la física cuántica vienen siendo experimentados por seres humanos desde hace milenios, concretamente, en el ámbito de la espiritualidad. Según el investigador de los manuscritos del Mar Muerto, Greg Braden, los antiguos esenios (la comunidad espiritual a la que, dicen, perteneció Jesucristo) tenían una manera de orar muy diferente a la actual. En su libro “El efecto Isaías: descodificando la perdida ciencia de al oración y la plegaria”, Braden asegura que su manera de rezar era muy diferente a la que los cristianos adoptarían. En lugar de pedir a Dios “algo”, los esenios visualizaban que aquello que pedían ya se había cumplido, una técnica calcada de la que hoy se utiliza en el deporte de alta competición, sin ir más lejos. Seguramente, muchos han visto en los campeonatos de atletismo cómo los saltadores de altura o pértiga realizan ejercicios de simulación del salto: interiormente se visualizan a sí mismos, ni más ni menos que realizando la proeza. Esta técnica procede del ámbito de la psicología deportiva, que ha desarrollado técnicas a su vez recogidas del acervo de las filosofías orientales. La moderna Programación Neurolingüística, usada en el ámbito de la publicidad, las relaciones públicas y de la empresa en general, coincide en recurrir al tiempo presente y a la afirmación como vehículo para la consecución de los logros. La palabra sería un paso más adelante en la creación de la Realidad, por lo que tenemos que tener cuidado con aquello que decimos pues, de alguna manera, estamos atrayendo esa realidad.
La búsqueda científica del alma
En las últimas décadas, los experimentos en el campo de la neurología han ido encaminados a encontrar donde reside la conciencia. Fred Alan Wolf, doctor en física por la universidad UCLA, filósofo, conferenciante y escritor lo explica así en “¿Y tú qué sabes?” de la que se espera la segunda parte en pocos meses: “Los científicos hemos tratado de encontrar al observador, de encontrar la respuesta a quién está al mando del cerebro: sí, hemos ido a cada uno de los escondrijos del cerebro a encontrar el observador y no lo hemos hallado; no hemos encontrado a nadie dentro del cerebro, nadie en las regiones corticales del cerebro pero todos tenemos esa sensacion de ser el observador”. En palabras de este científico, las puertas para la existencia del alma están abiertas de par en par: “Sabemos lo que el observador hace pero no sabemos quién o qué cosa es el observador”.
Hoy recuperadas por la física cuántica, muchas de estas afirmaciones eran conocidas en la Antigüedad, como en el caso del “Catecismo de la química superior”, de Karl von Eckartshausen.
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Cuadro 1 Nuestro cerebro: un ordenador que procesa información
A cada segundo, en una vida como la moderna llena de estímulos: nos bombardean enormes cantidades de información. El cerebro solo procesa una mínima cantidad de ella: 400 mil millones de bits de información por segundo. Los estudios científicos han demostrado que sólo somos conscientes de 2.000 mil de esos bits, referidos al medio ambiente, el tiempo y nuestro cuerpo. Así pues, lo que consideramos la Realidad, es decir, aquello que vivimos, es sólo una mínima parte de lo que en realidad está ocurriendo. ¿Cómo se filtra toda esa información?
A través de nuestras creencias: El modelo de lo que creemos acerca del mundo, se construye desde lo que sentimos en nuestro interior y de nuestras ideas. Cada información que recibimos del exterior se procesa desde las experiencias que hemos tenido y nuestra respuesta emocional procede de estas memorias. Por eso, los malos recuerdos nos impulsan a caer en los mismos errores.
Cuadro 2: Cómo romper con esos malos hábitos del pensamiento
El cerebro crea esas redes a partir de la memoria: ideas, sentimientos, emociones. Cada asociación de ideas o hechos, incuba un pensamiento o recuerdo en forma de conexión neuronal, que desemboca en recuerdos por medio de la memoria asociativa. A una sensación o emoción similar, reaparecerá ese recuerdo en forma de idea o pensamiento. Hay gente que conecta “amor” con “decepción” o “engaño”, así que cuando vaya a sentir amor, la red neuronal conectará con la emoción correspondiente a cómo se sintió la última vez que lo sintió: ira, dolor, rabia, etc. Según Joe Dispenza “si practicamos una determinada respuesta emocional, esa conexión sináptica se refuerza y se refuerza. Cuando aprendemos a “observar” nuestras reacciones y no actuamos de manera automática, ese modelo se rompe”. Así pues, aprender a “ver” esas asociaciones es la mejor manera de evitar que se repitan: la llave es la consciencia.
Cuadro 3: La mecánica de la erección
La mejor metáfora del pensamiento creador es el miembro masculino. Una sola fantasía sexual, es decir, un pensamiento erótico, es capaz de producir una erección, con toda la variedad de glándulas endocrinas y hormonas que participan en ello. Nada hay fuera de la mente del hombre pero, sin embargo, se produce un torbellino hormonal que desemboca en un hecho físico palpable. En el lado femenino, también el poder del pensamiento asociado al erotismo se convierte a menudo en hechos físicos, demostrando la capacidad del pensamiento para crear situaciones placenteras… o adictivas. Los más firmes defensores del poder de la visualización llegan a proponer que se puede obtener a través de ella casi todo lo que deseamos.


Què esta ocurriendo en nuestros cuerpos?


                 
 
¿Qué está ocurriendo con Nuestros Cuerpos?
Por Wistancia Stone

La Transfiguración de Nuestros Cuerpos como Canales de Luz

La visión completa de lo que está ocurriendo con nuestros cuerpos tiene que primero ser observada a través del lente de lo que está pasando al cuerpo del planeta Tierra. Y todavía más allá, debemos comprender que todas las cosas fueron creadas en Unidad con un eslabón de interconexión entre las partes de Dios y los distintos niveles, desde planetarios, hasta sistemas solares, galaxias y universos.

No podemos considerar la transición cuántica que está ocurriendo en un planeta, sin tomar en cuanta los efectos y reverberaciones de la creación completa. De acuerdo con eso deberíamos formular nuestra pregunta en una forma diferente: Por Dios, ¿qué está pasando con nuestro Sistema Solar, con la galaxia y con nuestro universo local? Hace algunos años un maestro espiritual dijo "Cuando recoges un grano de arena estás literalmente cambiando la estructura molecular de todo el universo". Yo comprendí entonces que todas las cosas están ligadas, sin importar qué tan distantes imaginamos nosotros que estén las otras dimensiones, o qué tan lejos de nosotros esté la vida en otros planos de existencia. Estamos todos conectados por fibras doradas que, visibles o no, nos conectan con la Fuente Primordial. Durante nuestras visiones, sueños, meditaciones, o en algunos momentos con calidad superior de vida todos hemos podido sentir esta conexión.

Por medio de la respiración consciente podemos percatarnos de la red de vida respirando a través de nosotros y sentir la conexión y la cualidad de esa unión. Cada día más y más ciudadanos de la Tierra saben intuitivamente, a pesar de no poder probarlo, que la Tierra no se mueve sola en un universo, galaxia y sistema solar sin otra manifestación de vida que la terrestre. Lo que realmente está ocurriendo es que Luz más elevada, frecuencias más altas, nuevos códigos de energía, (escoge el nombre que gustes) están entrando a la Tierra en ondas de ascensión. Por otra parte, los ciudadanos del planeta, por medio de energía enfocada por medio de sus meditaciones, plegarias e invocaciones, han estado asimilando esa Luz y ese Amor y conscientemente han estado irradiando luego esas elevadas energías pasándolas a otras personas y anclándolas en el planeta mismo. Se trata realmente de una co-creación del hombre, que está trayendo el cielo a la Tierra.

El magnetismo desciende y las frecuencias suben

Los patrones de lo que Isaías llamó "Un nuevo cielo y una nueva Tierra" están estableciéndose en una forma sin precedentes, y muchos pueden ya sentir los cambios profundos que están ocurriendo al planeta y en sus propios cuerpos. El magnetismo está descendiendo simultáneamente en el planeta y en nuestros cuerpos. Las fuerzas magnéticas son como la goma que pega todas las cosas juntas. Este descenso en el magnetismo es una señal de que un gran cambio está ocurriendo. Los científicos reconocen que la caída del magnetismo en estos tiempos ha sido rápida, y al mismo ritmo acelerado ocurren los cambios. Por otro lado las frecuencias de la Tierra están subiendo. Y esto también afecta notablemente los cuerpos de sus ciudadanos. Con la caída del magnetismo ocurren cambios a nivel mental y emocional en un individuo. Es posible que los programas de mente y emociones, que teníamos grabados, comiencen a soltarse. Como la resistencia cae, es más fácil dejar ir. Uno no sabe por qué algo o alguien, que antes era indispensable, ya no importa. Y por el contrario, cosas o personas sin mayor relevancia súbitamente se vuelven importantes. Es posible que de un momento a otro ciertas personas, lugares, o situaciones ya no le sirvan a uno, y hay que cambiar, el cuerpo pide hacerlo.

Por eso, en la opinión de muchos, estos tiempos parecen caóticos. Algunos individuos se quejan de que ya ni tan siquiera saben quienes son, sufren una crisis de identidad.

¿Qué está ocurriendo a nuestros cuerpos?

La humanidad actual de la Tierra camina con vestidos de carne, dentro de cuerpos constituidos por materia-energía. Funcionaban hasta ahora con un determinado grado de densidad, pero en este momento cierta condensación se está estableciendo. Sus vehículos físicos están siendo preparados para ser transmutados en vestimentas de Luz, mucho más refinadas y menos densas. El karma está siendo procesado y diluido, habrá menos densidad y menos limitaciones. Estamos siendo acondicionados para comenzar a interactuar con conciencias más elevadas, nuestra biología se abrirá para compartir con otros seres, no solo de nuestras especies terrestres, sino con habitantes de otros mundos, dimensiones o entidades de distintos niveles de existencia. Lo que realmente nos está sucediendo es lo que los maestros llaman "Transfiguración".

Está ocurriendo que nuestra forma condensada ha entrado en un proceso parecido a "derretirse". La sustancia de nuestro cuerpo físico, aquel que nos es familiar, está transformándose en Luz, el cambio consiste en que nuestro cuerpo material y denso paso a paso se refina y se convierte en "Cuerpo de Luz". También, en la medida en que nos vamos conectando con la Mente Divina Universal, nuestra inteligencia se desarrolla en ciertas áreas de la mente. Vamos pasando por iniciaciones de Luz, e inmediatamente aprobamos, los efectos pueden sentirse en el cuerpo físico. ¡Hemos pedido "Transformación" y eso es lo que se nos ha concedido! Estamos viendo como obra la transmutación aún en los niveles de nuestra carne. Cuando el planeta recibe las frecuencias elevadas de Luz, los habitantes de la Tierra entran en un proceso de cambio, que obra en su organismo a nivel de los espacios vacíos entre células, bioquímicamente estos están siendo reubicados. La fuerza de la Luz activa nuestros cuerpos y literalmente la química de mente y cuerpo cambia. Expresado en una forma poética "algo muy antiguo, y sin embargo nuevo, está saliendo del cascarón". La membrana exterior que sujetaba y aislaba a la humanidad está adelgazándose y los humanos están comenzando a tener la posibilidad de conectarse conscientemente con dimensiones más altas de Luz.

Es como una bellísima flor preparando al botón para que pueda abrirse y florecer. El botón de la flor guarda dentro de sí la información que le permite tener el potencial para convertirse en florCrística. Así nuestro ADN guarda los códigos que disparan la transformación completa de un individuo en el Cristo radiante, en el maestro ascendido, integrado, con poder total. Es el regalo de convertirnos en el Cristo, para continuar nuestra evolución con la realización de todo nuestro potencial. Estamos siendo preparados, y ya estamos comenzando a pasar de una densidad molecular a una nueva más alta. Esto es transformación. El siguiente paso en la escalera Divina para la humanidad es el asumir la forma del Adán y Eva Kadmón. En el proceso estamos activando y reforzando nuestros lazos con el Yo superior, o cuerpo Crístico, que se conecta a nuestra columna de chakras a través del octavo chakra. Una cosa es saber que poseemos este cuerpo, y otra es anclarlo y activarlo totalmente. Por algún tiempo hemos estado en este proceso, que para algunos seres ya está completo. Vivimos en un mundo electro-magnético, hasta ahora con una densidad electromagnética característica que nos ha limitado mucho. Pero estamos siendo afinados en una frecuencia más alta por la acción de la energía, la acción de la Flama en la electrificación de la materia de nuestros cuerpos materia-energía.

¿Por qué es importante? Porque es un paso más alto en nuestro proceso evolutivo, desarrollado paso a paso para permitir que el yo superior o cuerpo Crístico se involucre en nuestro desarrollo. El trabajo que ya se ha hecho ha preparado a algunos seres humanos para vivir con un tipo más avanzado de resonancia. Aquella que está dentro del rango de capacidades del cuerpo superior. Sin embargo hay que aclarar que la Ascensión no consiste descartar el cuerpo físico, sino de llevarlo con nosotros un paso más arriba en la escalera de Jacob. A este proceso se le llama "integrar la Diosa" (el cuerpo físico). Se trata de sentir los cambios, y de ser conscientes de ellos para apoyarlos. Un proceso consciente desarrolla en nosotros más sabiduría, porque así pasamos por la experiencia de tener la vivencia de la Ascensión, o iluminación. Debe haber una aceptación, el acuerdo de permitirnos sentir lo que tengamos que sentir para llegar a la comprensión. No se trata de que despertemos y simplemente la ascensión ya está lista. Es importante saber esto, porque nos ayudará en el proceso de transformación y transmutación. Mientras menos resistencia pongamos al cambio, este se dará más armónicamente.

Recuerdo que Lord Sananda ( El maestro Jesús) decía que la entrada y la salida eran a través del corazón. Cuando aprendemos a amar nuestro proceso de ascensión, de paso eliminaremos el miedo y gozaremos del cambio. El corazón ya conoce el proceso de ascensión, y el corazón es la puerta al Cristo radiante, nuestro potencial oculto en el ADN. El control que tengamos sobre nuestras emociones también nos ayuda para aprender a experimentar la vida a través de las emociones de la conciencia Crística. Estos sentimientos elevados liberan nuestro potencial. La Presencia Yo soy también está conectada a la llama triple en el corazón, y el corazón conoce la ascensión.

Las percepciones pueden alterarse

Lo que está ocurriendo es que las dimensiones se están superponiendo unas sobre otras. Algunas frecuencias de cuarta dimensión están bombardeando nuestras frecuencias de tercera dimensión, y lo mismo ocurre con frecuencias de quinta dimensión, y con algunas todavía más altas. Por eso nuestras percepciones también comienzan a cambiar, pero desde luego cada caso es único. En general la humanidad está comenzando a ver y a poder percibir una multiplicidad de dimensiones y esto causa trastornos en las percepciones habituales, en una forma u otra. Podemos hasta perder objetos y luego encontrarlos, o no encontrarlos. Es como tener un triángulo de las Bermudas en casa. Otros trabajadores de Luz reportan tener sueños muy vívidos. Experimentan muchas visiones y sueños donde un maestro o un ángel les advierte que hay un regalo que estará llegando a todos, y que debemos abrirnos a las posibilidades nuevas. Hay mucha guía que se está dando en sueños y visiones, para prepararnos a nivel subconsciente e interior para los cambios que están ya ocurriendo.

Es como si estuviéramos aprontándonos para volver a ser lo que en otros tiempos fuimos, o para asumir lo que somos en dimensiones superiores de evolución. Algunos trabajadores de Luz dicen que a veces sienten la trascendencia, lo que yo llamo "El síndrome del país de las maravillas". A veces caminando en la calle se sienten muy altos y ligeros como plumas, o pequeños y densos. Otras veces se sienten como si estuvieran montados en un trompo, o en el ojo de un huracán. Esto ocurre porque las dimensiones se están cruzando. Otros seres humanos comienzan a percibir mucha más luz y presencias de luz alrededor de ellos. Naturalmente, si Uds., están invocando maestros y ángeles, lo más probable es que ellos estén ahí a su lado. También los hermanos extraterrestres procedentes de dimensiones Crísticas pueden ahora acercarse más, y su presencia está siendo percibida por muchos. Algunos circuitos de energía planetaria han sido activados y estos vórtices planetarios pueden ser ahora percibidos, vistos o sentidos de alguna forma por muchos individuos. Los cambios son profundos, y continuarán siendo cada vez más dramáticos. Hay que integrarlos a la vida diaria porque no desaparecerán, la transformación no es una fase que se pueda cancelar.

El plan Divino está desarrollándose en perfección, trayendo cambios cada vez más profundos. Este es un nuevo tiempo, y una Nueva Era se aproxima. Si alguna parte tuya comienza a sentir miedo del cambio es mejor hacerse consciente de este miedo. Habla a esa parte tuya que vibra en el temor, controla tus pensamientos y dile a tu mente que el cambio es real, que en eso consiste el Plan Divino, y que todo está bien para ti. Es correcto hacer un diálogo con aquellos aspectos de tu personalidad que puedan sucumbir al miedo. Existe un pensamiento colectivo de la humanidad que rechaza el cambio. Cuando ocurrió la caída del hombre hubo muchos cambios, pero no fueron para bien, y hay algo en cada uno de nosotros que lo recuerda.

Desarrolla conscientemente confianza en la apertura de la Nueva Era Dorada de Paz que se avecina. Mantén viva la visión y el concepto. Háblale a aquella parte de tu ser que teme el cambio, dile que el cambio es inevitable porque todo es energía, y la energía, por definición, es constante cambio.

Todos los cuerpos están mutando sus estructuras

En el presente nuestras formas físicas están recibiendo ondas de Luz muy poderosas. La luz es absorbida por todas las estructuras, igual si tú crees en ello que si no, las nuevas frecuencias de Luz llegan al planeta y nos afectan a todos, así no estemos dispuestos o previamente no hayamos pedido recibirlas. Los efectos causados por este aumento de luz no son solamente físicos. También a nivel emocional experimentamos cambios dramáticos. Tenemos un sistema de cuatro cuerpos que están mutando sus estructuras, y como todos están conectados, si uno cambia se afectan todos. A veces alguien nos dice algo sin importancia y nos echamos a llorar. Son sentimientos, que como burbujas sacan a superficie emociones guardadas. A veces nos sentimos desconectados de Dios, otras veces totalmente conectados con Dios y los maestros. Emocionalmente la sensibilidad se ha agudizado, y es probable que vivamos en la inestabilidad de un machín-machón fluctuando entre los extremos. Por eso se requiere un trabajo constante de limpieza, de balancear los cuerpos y anclarse.

Ocurre que estás viviendo un cambio dimensional en uno o varios de tus cuerpos y eso hace impacto en todo el sistema. La mejor forma de armonizarse es a través de la compasión y el amor por sí mismo. Ten paciencia con tu proceso de transformación. No lo controles con un reloj, ni te compares con nadie. Cada cuál procesa sus propios cambios en diferentes formas y a distintos ritmos. La gente reacciona en forma diferente cuando las estructuras de la polaridad comienzan a desvanecerse, y cuando comienzan a procesar su propio karma. No existe una sola forma ideal, las posibilidades son múltiples.

Lo que le ocurre al cuerpo físico

Nuestro cuerpo basado en el ciclo del carbón está convirtiéndose en un cuerpo de Luz con base en el silicio. Algunos trabajadores de luz traen un contrato, o convenio, para anclar la Luz a la densidad de partes determinadas de sus cuerpos físicos. Algunos traen luz a sus corazones, otros a los huesos, otros activan el funcionamiento del cerebro, y otros más la traen al sistema nervioso. A veces esto ocurre sin que nos demos cuenta, pero otras veces nos produce incomodidad. Depende del grado de sensibilidad de cada cuerpo. En los días por venir cada uno de nosotros será muy diferente, y las situaciones de nuestras vidas serán muy distintas en la medida en que las frecuencias se incrementan. Todos hemos sentido ya como el factor tiempo se ha alterado, y cada vez transcurre más rápido. El concepto de tiempo está siendo desmantelado. El corazón de la madre Tierra se acelera en la medida en que sus frecuencias suben, y todos estamos tratando de seguirle el ritmo. No se trata de que sientas transcurrir el tiempo más rápidamente porque estás envejeciendo. Trata de comprender que tú estás aumentando tu frecuencia vibratoria porque vives en un planeta que está acelerando la suya. Los campos electromagnéticos, que aceleran su giro, a veces pueden incluso producirte mareo. ¿Te suena familiar?

shekinahmerkaba.ning.


domingo, 30 de junio de 2013



      Toma el Control de tus Actitudes y Se Dueño de tu Felicidad

“Si sembramos una actitud cosecharemos una acción; si sembramos una acción cosecharemos un hábito y si sembramos un hábito cosecharemos un carácter. El carácter nos lleva a nuestro destino. Por lo tanto, si no me gusta mi destino, cambio la actitud.

La actitud es nuestra forma de actuar. Es el comportamiento que empleamos para hacer las cosas. Y no es más que nuestra respuesta emocional y mental a las circunstancias de la vida, y que marca una pauta en nuestra realidad.
Necesitamos conocernos, darnos cuenta que la raíz de nuestras actitudes son los pensamientos y emociones que tenemos, y las creencias en las que basamos nuestra existencia y por las que nos guiamos.
Asumir cual es el origen de las actitudes que nos llevan a actuar es vital si queremos tener una mejor calidad de vida, lograr la paz y la felicidad que merecemos, sabiendo que lo demás lo atraeremos por añadidura.
Aceptar nuestro papel como creadores de nuestra realidad es trascendental. Para eso es imprescindible conocernos, entrar en nuestro espacio interior para revisar que se encuentra guardado en nuestras memorias que puedan estar ocasionando nuestros pensamientos, emociones, reacciones y actitudes inconcientes.
Ser responsable 100% de quienes somos, nos lleva a ser 100% responsables de lo que atraemos para vivir.
La Felicidad es un estado mental; por lo tanto el que quiera tener la experiencia de vivirla y mantenerla necesita estar en Paz. Es tener una mente sana y tranquila, y un corazón alegre y lleno de amor.
Para lograrlo, necesitamos deslastrarnos del pasado que nos hace sufrir, y cambiar las creencias que ya no nos sirven y que nos anclan a ese pasado del que queremos salir.
Nuestro pasado esta lleno de las interpretaciones que en su momento hicimos de las situaciones que nos toco vivir. Y que como son nuestros juicios de lo que vivimos, nos toca a nosotros reinterpretarlos con la conciencia, comprensión y amor que nos permita resolver el conflicto interior que aun permanece guardado por las heridas del pasado.
Esta nueva manera de ver nuestra historia personal nos permitirá cambiar el cristal con que vemos nuestro mundo, e inclusive nos llevara a tener una nueva actitud ante la vida, y que atraerá nuevas experiencias a nuestra existencia con las que podremos elegir otro guión de vida para nuestra película personal.
La autotransformación, que es como se le llama a este proceso, es una elección que todo ser humano debe hacer en un momento de su vida. Muchas veces obligado por circunstancias exteriores, generalmente difíciles, aparentemente no elegidas voluntariamente,  el individuo es  impulsado a un cambio en la vida que lleva, conduciéndolo a un despertar en la conciencia.
Estoy convencida que si se puede aprender por experiencia ajena, y que solo es necesario usar nuestra conciencia; ese atención consciente que no permita darnos cuenta de las lecciones de la vida a través de la experiencia de otros; de las señales que Dios en su maravilloso Amor nos pone en el camino y que nos permitan elegir cambiar, y no tener que pasar por experiencias dolorosas siempre.
Se que si por acción voluntaria y conciente no cambiamos lo que toca en su momento, la vida lo va a hacer por nosotros, y generalmente va a ser una elección que nos llevara a la experiencia del dolor porque la veremos como una perdida.
Pero si estamos alerta de que llego el momento de cambiar, y elegimos concientemente el que, el como y el cuando, entonces podemos vivir con menos dolor el acto de soltar y dejar ir lo que nos toque en su momento, y esperar el tiempo necesario para ver que detrás de una aparente perdida, siempre viene una excelente ganancia.
El cambio en la actitud de vida, se basa en el conocimiento de nosotros mismos; en esa conciencia que podemos tener sobre quienes somos, en la reflexión de si estamos siendo auténticamente ese Ser que somos, o, si movidos por las circunstancias que nos ha tocado vivir hemos elegido actuar dejando de lado nuestra verdad para complacer a otros, y obtener el Amor que ya somos pero que creemos hemos perdido. 
Reconocernos como seres amorosos y dignos del Amor es un gran paso que nos puede llevar a elegir ser quienes realmente somos, dejando de actuar basados en cumplir las expectativas que tienen otros de nosotros, y que siempre hemos creído necesario cumplir para obtener la atención y el amor del que creemos carecer.
Si tomamos conciencia de cómo nos conducimos ante las situaciones terminaremos siendo dueños de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos.
Elegir concientemente nuestra actitud, nos llevara a ser más Felices y estar mas en Paz que nunca, y además nos permitirá Ser auténticamente nosotros.
Vivir desde nuestra verdad, mostrándonos al mundo como realmente somos, sin miedo a perder el Amor, porque esa es nuestra Verdad.

Realmente creo que el reconocer cuales son nuestras actitudes es el primer paso en el camino del autoconocimiento. A mi me ha servido en mi proceso personal que aun continua, y que como proceso al fin puede durar bastante tiempo.
Es por eso que estoy diseñando una serie de talleres dirigidos a darnos cuenta como la Toma de Conciencia de Nuestras Actitudes personales y su Cambio, puede ser una excelente vía para lograr un Estado de Felicidad mas permanente.


Yris Araujo