sábado, 26 de mayo de 2012






                                                                 


                   Enmanuel Kant "Lo exterior es el reflejo de lo interior".

El ego humano nos cierra, nos hace ciegos, nos dice que los demás tienen la culpa, pero en este reloj de arena todos tenemos un grano de ligero material, nadie tiene más arena que otro, ni menos, nadie es dueño de tantas piedras, nadie es en absoluto el culpable. Dios ha sido perfecto en repartir la culpa por igual entre todos
Todas las cosas, todas las circunstancias que se suceden fuera de nosotros, en el escenario de este mundo, son el reflejo de los que interiormente llevamos.
El ego nos esta manipulando y controlando a través del temor y la creencia  en la carencia y la limitación.
Hemos sido investidos con las facultades creativas de pensamiento y sentimiento, como así también el don del libre albedrío.
Nuestros egos inferiores creen que ellos están a cargo de nuestras vidas y que su propósito y razón de existencia es satisfacer nuestros sentidos físicos. Ellos también creen que  todo lo que necesitan para hacer cumplir este objetivo es apropiado, aún si esto significa mentir, engañar o matar.  Nuestros egos humanos son aspectos mutados de nuestra personalidad que en realidad cree que tienen el derecho para hacer cualquier cosa que sea necesaria para mantener el control de nuestras vidas.  
Para confirmar esta verdad, piensen la infinita cantidad de veces que han tratado de mejorar su vida haciendo cambios positivos y la resistencia increíble que han recibido desde su ego. Por ejemplo cuando ustedes se comprometen para mejorar su dieta, no empiezan a desear ansiosamente y de inmediato todo lo que se supone que no deben comer?
Cuando deciden desarrollar la consciencia de prosperidad en vez de enfocarse en la carencia y la limitación, no parecen de repente sus desafíos financieros aún más abrumadores? 
Cuando eligen vivir en armonía, no parecen que las cosas salen a la superficie de repente para confrontarlos y hacer que se enojen? 
Y lo peor de todo, piensen en la interferencia que recibieron de su ego cuando comenzaron a despertar y verdaderamente recordar que ustedes son un amado hijo de dios. cuántas veces luego de aceptar esa verdad sobre sí mismos su cerebro parloteó y su charla consigo mismo dice cosas como, “a quién crees que le estás tomando el pelo?  su vida es un desorden. sus relaciones son un lío y ustedes casi ni pueden pagar sus facturas. cómo podrían quizás ser un hijo de dios,  amado y emponderado?”…...  
Todas estas cosas  son el intento del ego humano para bloquear su progreso en avance, porque su ego sabe que una vez que su yo dios conduzca su vida,  no podrá por más tiempo ser capaz de manipularlos o controlarlos. 
Mientras no cambiemos interior y psicológicamente, continuará la repetición de todas nuestras miserias, escenas, desgracias e infortunios. Todas las cosas, todas las circunstancias que se suceden fuera de nosotros, en el escenario de este mundo, son el reflejo de los que interiormente llevamos.
Realmente, los seres humanos reaccionan mecánicamente ante las diversas circunstancias de la vida, esto nos convierte en víctimas. Si alguien nos adula, sonreímos; si nos humillan, sufrimos; insultamos si nos insultan; herimos si nos hieren y en fin, nunca somos libres. Nuestros semejantes tienen el poder de llevarnos de la alegría a la tristeza, de la esperanza a la desesperación.
Nuestro subconsciente, en ella viven muchas personas o defectos que son los que piensan, sienten y actúan por nosotros.
En ese sentido nosotros somos como títeres o marionetas manejados por hilos invisibles, así, un defecto nos hace reír, otro llorar, otro amar, otro pelear, otro sentirnos grandes, otro sentirnos infelices, otro robar, otro matar, etc.
Todo lo que vamos hacer, primero lo pensamos, por ejemplo, si voy ha engañar a una mujer pienso lo que le voy ha decir, etc.
RECOMENDACIONES
·  Si nosotros pudiéramos disponer de una practica que nos permitiera conocernos a nosotros mismos, a nuestras formas de pensar, sentir y actuar, es lógico que eliminaríamos nuestros defectos, no cometeríamos errores y haríamos de nuestras vidas algo mejor.
  • Es necesario hacernos dueños de sí mismos, si es que queremos gobernar las circunstancias difíciles de nuestra existencia.
  • Cuando uno cambia interiormente y tal cambio es radical, lo exterior, las circunstancias de la vida, cambian también.
  • Necesitamos de una transformación si es que queremos cambiar nuestra vida, ello solo es posible, si nos lo proponemos profundamente. En los Evangelios, san Pablo nos enseña: “ES NECESARIO QUE MUERA EL HOMBRE VIEJO Y NAZCA EL HOMBRE NUEVO”. El hombre viejo son todos esos hábitos, costumbres, mecanicidades y defectos. El hombre nuevo es el CRISTO en cada uno de nosotros.
Escrito por Yris Araujo










                                 DESIDENTIFICARSE

En cuanto metes tu yo...  ¡se desencadenan los problemas!
«Dios me concedió el don de desidentificarme de mí misma y de poder ver las cosas desde fuera» ─dijo Santa Teresa.
Quien tenga esta capacidad, posee un gran don: la raíz de todos los problemas y el mayor obstáculo que se interpone entre la persona que quiere superarse y el objetivo que pretende alcanzar, es el yo. 
. Desidentificarse significa no vernos afectados por lo que está ocurriendo, es vivir las cosas como si le sucedieran a otro; pues en cuanto metemos nuestro yo en cualquier interacción personal, en cualquier situación, tenemos que prepararnos para sufrir.
. Vivir desidentificados es vivir sin apegos, deconectados del ego, que es el que genera egoísmo, deseo y celos. Por su causa, llegan a nuestra vida todos los conflictos.
. Si viviéramos desidentificados de nuestras creencias, no nos preocuparíamos por lo que tengan de acertado o por las grandes fallas que contengan.
Las creencias pueden cambiar. Lo esencial es que descubramos lo que hay dentro de nosotros, pues eso es lo que nos impulsa a buscarla verdad; porque, en última estancia, la verdad es de todos.
. Otra de las cosas que nos causa conflictos es creer que estamos en posesión de la verdad.
. Cuando uno se aflige, lo primero que se nos ocurre hacer es cambiar lo que hay en nuestro entorno para que se ajuste a nuestra programación, pues creemos que eso solucionará nuestros problemas.
Y como los conflictos siguen atosigándonos, la frustración viene a sumarse a nuestra aflicción y el problema no sólo no se resuelve, sino que se agranda.
.- Si el problema viene de la manera como programamos nuestra vida, las cosas no van a mejorar si sólo cambiamos el exterior o esperamos que cambien los demás.
Lo que tenemos que hacer es desprogramarnos. Configurar nuestra vida de acuerdo con otros criterios o, por lo menos, tratar de detectar con claridad de dónde vienen los problemas.
.- Si cambiamos nosotros y nos abrimos a la realidad, veremos cómo todo cambia a nuestro alrededor; pues es nuestra mente la que estaba equivocada.
Al cambiar la mente y aceptar la realidad como es, cambia nuestra manera de ver las cosas y nuestra forma de vivir y empezamos a llamar a cada objeto y a cada situación por su nombre.
Nos sentimos tan mal y nos acosan tantos miedos, que sólo nos mirarnos a nosotros mismos, nos vigilamos con recelo porque, en verdad, tampoco nos amamos.
Como no queremos sufrir, entonces comerciamos con lo que llamamos amor.
El día que seamos capaces de ver las cosas como son y de llamar a los objetos y a los fenómenos por su propio nombre, ese día comenzaremos a ver con cierta claridad.

Escrito por Yris Araujo





"La conciencia dormida va por la vida todos los días pasando por alto los símbolos y señales del camino. La persona que está “dormida al volante”, por así decirlo, se ha permitido a sí misma quedar demasiado absorta en los acontecimientos de su vida."

La única vía para hacer un cambio real y permanente de la experiencia de vida, hacia mayores niveles de paz interior, respeto a los demás y al entorno, perfecta salud, excelentes relaciones de todo tipo y bienestar material, se encuentra en la auto observación, herramienta que tiene su origen en la filosofía de Sócrates cuyo principio central era “Conócete a ti mismo”, frase esculpida en mármol a la entrada del Oráculo de Delfos, a la cual más tarde se le agregó “Y conocerás a Dios”... Otros dicen que decía era, “Y conocerás a tu dios”. En ambos casos, es supremamente diciente.
La auto observación objetiva no tiene pretensión distinta a ser “una luz que brilla en un cuarto oscurecido para revelar nuestra presencia”. 
Sentir es una maravillosa cualidad natural del diseño divino del ser humano. Sólo mediante la auto observación objetiva podemos distinguir entre las emociones negativas auto infligidas y aquellas que nos conectan, nos unen con los demás, con toda la Creación. Esa es la manera como abrimos nuestro corazón a una expresión más elevada, más expansiva, más vital.
A uno de los grandes sufis, un discípulo le preguntó como había logrado su evidente auto percepción y su respuesta fue: “Aprendí viendo a mi gato cazar ratones”. 
La auto observación es un ejercicio bastante mental en cuanto a la condición neutra que requiere. Se trata de crear un nuevo ente, que podríamos llamar el observador interno, un “alguien” que mira muy atento cómo pasa, sin perderse escena ni detalle, la película de nuestra vida como si la vida de otro fuese, para de esa forma poder hacerlo de manera aceptante.
Para que sea eficaz, de la auto observación hay que excluir tanto la auto condenación (latigarnos no sirve para nada) como la auto justificación (echarle la culpa a algo o a alguien y no asumir mi responsabilidad). Sólo así empieza a ser objetiva la auto observación. Sólo así tiene alguna utilidad.
Hemos venido compartiendo también que el proceso de crecer en consciencia de sí mismo, puede ser desde muy doloroso hasta muy divertido y que ello depende de uno mismo; de la actitud que le ponga al ejercicio.
“La auto observación objetiva tampoco lleva ninguna carga de aquello de pretender ser bueno de acuerdo a patrones del estilo: “esto es pecado, esto no”,
Una forma de entrar en el campo del ser verdadero, es por medio de la observación. Todos tenemos un observador interno que nos vigila mientras actuamos en nuestra experiencia humana en el mundo.
Este observador interno está consciente del cuerpo y de su movimiento. Nota cuando nos perdemos en fantasías o cuando nos sentimos deprimidos. Observa que nuestra mente nos vuelve locos disparando pensamientos y charlando sin parar. Cuando haces la pregunta: “¿Quién soy?” es el observador quien lo sabe.
Esta toma de conciencia está presente y alerta en todo momento, monitoreando al cuerpo, la mente, las emociones y la imaginación. El observador no juzga, es neutral e incondicionalmente amoroso. Este es el verdadero ser.- John-Roger con Paul Kaye
Ser el observador interno, es estar en Presencia, es estar consciente de cada momento que pasa, estas presente, eres el observador, el que observa los momentos que pasan en tu vida, el que observa cada momento de tu vida, a cada instante. 
Los pensamientos pasan delante de ti como el viento, pero tu no te identificas con ellos, porque los ves desde un punto de vista externo, desde fuera, observándolos, sin juzgarlos, donde sólo eres tu y no tus pensamientos.
Su observador interior es un aspecto de nuestra conciencia que siempre está presente. Sin embargo, es sólo cuando “despertamos” que somos capaces de beneficiarnos de su sabiduría y guía.

Escrito por Yris Araujo