sábado, 26 de mayo de 2012






"La conciencia dormida va por la vida todos los días pasando por alto los símbolos y señales del camino. La persona que está “dormida al volante”, por así decirlo, se ha permitido a sí misma quedar demasiado absorta en los acontecimientos de su vida."

La única vía para hacer un cambio real y permanente de la experiencia de vida, hacia mayores niveles de paz interior, respeto a los demás y al entorno, perfecta salud, excelentes relaciones de todo tipo y bienestar material, se encuentra en la auto observación, herramienta que tiene su origen en la filosofía de Sócrates cuyo principio central era “Conócete a ti mismo”, frase esculpida en mármol a la entrada del Oráculo de Delfos, a la cual más tarde se le agregó “Y conocerás a Dios”... Otros dicen que decía era, “Y conocerás a tu dios”. En ambos casos, es supremamente diciente.
La auto observación objetiva no tiene pretensión distinta a ser “una luz que brilla en un cuarto oscurecido para revelar nuestra presencia”. 
Sentir es una maravillosa cualidad natural del diseño divino del ser humano. Sólo mediante la auto observación objetiva podemos distinguir entre las emociones negativas auto infligidas y aquellas que nos conectan, nos unen con los demás, con toda la Creación. Esa es la manera como abrimos nuestro corazón a una expresión más elevada, más expansiva, más vital.
A uno de los grandes sufis, un discípulo le preguntó como había logrado su evidente auto percepción y su respuesta fue: “Aprendí viendo a mi gato cazar ratones”. 
La auto observación es un ejercicio bastante mental en cuanto a la condición neutra que requiere. Se trata de crear un nuevo ente, que podríamos llamar el observador interno, un “alguien” que mira muy atento cómo pasa, sin perderse escena ni detalle, la película de nuestra vida como si la vida de otro fuese, para de esa forma poder hacerlo de manera aceptante.
Para que sea eficaz, de la auto observación hay que excluir tanto la auto condenación (latigarnos no sirve para nada) como la auto justificación (echarle la culpa a algo o a alguien y no asumir mi responsabilidad). Sólo así empieza a ser objetiva la auto observación. Sólo así tiene alguna utilidad.
Hemos venido compartiendo también que el proceso de crecer en consciencia de sí mismo, puede ser desde muy doloroso hasta muy divertido y que ello depende de uno mismo; de la actitud que le ponga al ejercicio.
“La auto observación objetiva tampoco lleva ninguna carga de aquello de pretender ser bueno de acuerdo a patrones del estilo: “esto es pecado, esto no”,
Una forma de entrar en el campo del ser verdadero, es por medio de la observación. Todos tenemos un observador interno que nos vigila mientras actuamos en nuestra experiencia humana en el mundo.
Este observador interno está consciente del cuerpo y de su movimiento. Nota cuando nos perdemos en fantasías o cuando nos sentimos deprimidos. Observa que nuestra mente nos vuelve locos disparando pensamientos y charlando sin parar. Cuando haces la pregunta: “¿Quién soy?” es el observador quien lo sabe.
Esta toma de conciencia está presente y alerta en todo momento, monitoreando al cuerpo, la mente, las emociones y la imaginación. El observador no juzga, es neutral e incondicionalmente amoroso. Este es el verdadero ser.- John-Roger con Paul Kaye
Ser el observador interno, es estar en Presencia, es estar consciente de cada momento que pasa, estas presente, eres el observador, el que observa los momentos que pasan en tu vida, el que observa cada momento de tu vida, a cada instante. 
Los pensamientos pasan delante de ti como el viento, pero tu no te identificas con ellos, porque los ves desde un punto de vista externo, desde fuera, observándolos, sin juzgarlos, donde sólo eres tu y no tus pensamientos.
Su observador interior es un aspecto de nuestra conciencia que siempre está presente. Sin embargo, es sólo cuando “despertamos” que somos capaces de beneficiarnos de su sabiduría y guía.

Escrito por Yris Araujo 

No hay comentarios:

Publicar un comentario