"La conciencia dormida va por la vida todos los días pasando
por alto los símbolos y señales del camino. La persona que está “dormida al
volante”, por así decirlo, se ha permitido a sí misma quedar demasiado absorta
en los acontecimientos de su vida."
La única
vía para hacer un cambio real y permanente de la experiencia de vida, hacia
mayores niveles de paz interior, respeto a los demás y al entorno, perfecta
salud, excelentes relaciones de todo tipo y bienestar material, se encuentra en
la auto observación, herramienta que tiene su origen en la filosofía de
Sócrates cuyo principio central era “Conócete a ti mismo”, frase esculpida en
mármol a la entrada del Oráculo de Delfos, a la cual más tarde se le agregó “Y
conocerás a Dios”... Otros dicen que decía era, “Y conocerás a tu dios”. En
ambos casos, es supremamente diciente.
La auto observación objetiva no tiene pretensión distinta a ser “una luz que brilla en un cuarto oscurecido
para revelar nuestra presencia”.
Sentir
es una maravillosa cualidad natural del diseño divino del ser humano. Sólo
mediante la auto observación objetiva podemos distinguir entre las emociones
negativas auto infligidas y aquellas que nos conectan, nos unen con los demás,
con toda la Creación. Esa es la manera como abrimos nuestro corazón a una
expresión más elevada, más expansiva, más vital.
A uno
de los grandes sufis, un discípulo le preguntó como había logrado su evidente
auto percepción y su respuesta fue: “Aprendí viendo a mi gato cazar ratones”.
La auto
observación es un ejercicio bastante mental en cuanto a la condición neutra que
requiere. Se trata de crear un nuevo ente, que podríamos llamar el observador
interno, un “alguien” que mira muy atento cómo pasa, sin perderse escena ni detalle, la
película de nuestra vida como si la vida de otro fuese, para de esa forma poder
hacerlo de manera aceptante.
Para
que sea eficaz, de la auto observación hay que excluir tanto la auto condenación (latigarnos no sirve para nada) como la auto
justificación (echarle la culpa a algo o a alguien y no
asumir mi responsabilidad). Sólo así empieza a ser objetiva la auto
observación. Sólo así tiene alguna utilidad.
Hemos
venido compartiendo también que el proceso de crecer en consciencia de sí
mismo, puede ser desde muy doloroso hasta muy divertido y que ello depende de
uno mismo; de la actitud que le ponga al ejercicio.
“La
auto observación objetiva tampoco lleva ninguna carga de aquello de
pretender ser bueno de acuerdo a patrones del estilo: “esto es pecado, esto
no”,
Una
forma de entrar en el campo del ser verdadero, es por medio de la observación.
Todos tenemos un observador interno que nos vigila mientras actuamos en nuestra experiencia humana en el mundo.
Este
observador interno está consciente del cuerpo y de su movimiento. Nota cuando
nos perdemos en fantasías o cuando nos sentimos deprimidos. Observa que nuestra
mente nos vuelve locos disparando pensamientos y charlando sin parar. Cuando
haces la pregunta: “¿Quién soy?” es el observador quien lo sabe.
Esta
toma de conciencia está presente y alerta en todo momento, monitoreando al
cuerpo, la mente, las emociones y la imaginación. El observador no juzga, es
neutral e incondicionalmente amoroso. Este es el verdadero ser.- John-Roger con
Paul Kaye
Ser
el observador interno, es estar en Presencia, es estar consciente de cada
momento que pasa, estas presente, eres el observador, el que observa los
momentos que pasan en tu vida, el que observa cada momento de tu vida, a cada
instante.
Los
pensamientos pasan delante de ti como el viento, pero tu no te identificas con
ellos, porque los ves desde un punto de vista externo, desde fuera,
observándolos, sin juzgarlos, donde sólo eres tu y no tus pensamientos.
Su observador interior es un aspecto de nuestra conciencia
que siempre está presente. Sin embargo, es sólo cuando “despertamos” que somos
capaces de beneficiarnos de su sabiduría y guía.
Escrito por Yris Araujo
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