Cambio de Actitud
El mayor descubrimiento de cualquier generación es el de que los seres humanos pueden cambiar sus vidas cambiando sus actitudes mentales.
Albert Schweitzer
Para mí, cambiar más que una palabra que
significa sustitución de algo, representa un gran reto. Representa la acción de
actuar para lograr desarrollar nuestro
ser y como consecuencia nuestro
bien-estar.
Quizás estos conceptos representen ideas
lejanas y poco conocidas por muchos de nosotros; inclusive para mi lo fueron durante una gran
parte de mi vida. Y lo expreso en pasado porque en el presente ya están
formando parte de esa filosofía que ha ido cambiando en mi, producto de la
conciencia que he ido adquiriendo con el proceso de cambio de actitud personal.
Dicho proceso es generalmente impulsado en las primeras etapas por eventos dolorosos
que nos toca vivir, y que buscan
despertar la conciencia de que podemos elegir vivirlos voluntariamente
desde el amor, sin luchas ni sacrificios.
La autotransformación,
que es como se le llama a este proceso,
es una elección que todo ser humano debe hacer en un momento de su
vida. Muchas veces obligado por
circunstancias exteriores, generalmente difíciles, aparentemente no elegidas
voluntariamente, que impulsan al
individuo a un cambio en la vida que
lleva, conduciéndolo a un despertar en la conciencia.
El cambio en la actitud de vida, se basa en el
conocimiento de nosotros mismos; en esa
conciencia que podemos tener sobre quienes somos, en la reflexión de si estamos siendo auténticamente
ese ser que somos, o, si movidos por las circunstancias que nos ha tocado vivir
hemos elegido complacer a otros, convirtiéndonos en lo que se espera de
nosotros.
Podría considerarse como un ideal, una filosofía
de vida, en el que cada quien elige así
obtener eso que vinimos a ser en esta vida: “Ser felices “.
Quizás el concepto de felicidad ha sido
catalogado por nosotros los seres humanos a lo largo de la historia, como un
estado difícil de lograr y vivir; además
de la equivocada idea que hemos mantenido con relación a ella, de que solo se
vive a instantes.
Esto
nos ha impedido apreciarla en su justa dimensión, perpetuando así el olvido de lo que realmente es: Un estado
natural de nuestro ser, una característica de nuestro espíritu, que podemos invocar en cualquier momento.
La actitud se define como la reacción
positiva o negativa hacia un objetivo o propósito concreto.
Pero hay personas, a quienes les cuesta
mucho salir de un espacio marcado como propio, escapar de costumbres adquiridas
desde la niñez, de pensamientos y prejuicios heredados de los antepasados, los
cuales, necesariamente, hoy no funcionan.
En este sentido, es muy importante hurgar,
ver dentro de nosotros, qué es lo que no encaja, cuál es la molestia y las
limitantes y de una manera radical, deshacernos de ello, para poder ir
descubriendo los tesoros que nos aguardan y lograr encaminar los pasos hacia la
paz, esa tranquilidad de espíritus que se alcanza cuando dejamos a un lado lo
que ya no sirve para nuestro crecimiento, pues cuando la mentalidad cambia,
todo se transforma alrededor y se abre el panorama de opciones.
Explorar todos aquellas emociones que
consciente o inconscientemente nos impulsan, tratando de indagar desde quienes
somos, hasta quienes queremos ser, desde nuestra” intima intimidad” hasta la
interrelación con los demás , y conseguiremos ver las situaciones o eventos que
nos suceden desde una perspectiva inteligente y positiva que pueda orientarnos
a favor de lo que realmente buscamos obtener de nuestra vida.
¿CÓMO PUEDE EL CAMBIO
DE ACTITUD PERSONAL MEJORAR NUESTRA VIDA? El cambio de actitud personal, por sí
solo, no puede cambiar mayormente nuestras vidas, ni menos mejorarlas. El cambio
significa más esfuerzo, significa salirse de la zona cómoda y vencer la inercia
que se impone con los modos arraigados de pensar y de hacer.
¿Qué es lo que modifica entonces nuestra
visión del mundo? Lo que modifica nuestra visión del mundo, son nuestras
acciones y no viceversa. Nuestra mente, se adapta a nuestras acciones, opta por
diferentes actitudes según nuestras acciones. Y ¿cómo y por qué cambiamos
nuestras acciones? Nuestras acciones son el resultado de las reacciones que
damos a nuestro entorno. Estas reacciones se constituyen en base a ciertas
predisposiciones individuales y, sobre todo, al comportamiento formado por las
reacciones previas a su entorno a lo largo de la vida de la persona.
Esta idea de que
nuestra conducta se basa en nuestra reacción a los estímulos externos se plasma
también en cuando decimos que según nuestra reacción al entorno (que claro que
se determina por lo que consideramos de nuestro interés) es que se determinan
nuestras acciones.
El cambio se da por
la acción. Pero hacer algo completamente distinto a lo que estamos
acostumbrados a hacer, es como dar un salto al vacío. Por esta razón los
cambios de accionar no se suelen dar porque a la persona se le ocurrió un día
cambiar sus condiciones concretas de vida, sino porque las condiciones
concretas de su vida cambiaron sin que ella tuviese control sobre ese cambio.
Si lo que nos
cambian son nuestras acciones, tenemos que cambiar nuestras acciones. Podemos
formar parte activa de este cambio, por una parte tratando de forzar un cambio
en nuestra realidad y por otra haciéndonos concientes de nuestras creencias y
leyes de vida, para cuestionarlos y probar, en la práctica, formas alternativas
de reacción frente a una realidad que simultáneamente tratamos de ir
modificando.
De esta manera los
cambios no se vuelven adaptaciones a una realidad estática y que no
necesariamente es deseable, sino que son reacciones a una realidad que nos
tiene como sujetos transformadores de ella,
lo cual necesariamente implica un constante proceso de aprendizaje de
nosotros mismos y por lo tanto un enriquecimiento de nosotros mismos como
individuos y con ello, con mayores posibilidades de influir en un cambio social
de la realidad.
No cabe duda que
estos comportamientos están motivados por la actitud y la capacidad para
afrontar y absorber los cambios. La respuesta a los problemas que se acumulan
ya no pasa únicamente por dilucidar lo más conveniente, además que tiene en
cuenta el complejo sistema de pensamientos, sentimientos y deseos que componen
al ser humano. Y esto último depende en gran medida de la capacidad y la
actitud para llevar a cabo los cambios necesarios, con un mínimo de efectos
adversos, con certera rapidez y con eficacia eficiente.
La investigación
actual sobre el éxito incide y apunta a una serie de cómodos pasos que, si se
toman seriamente en cuenta con todo y un cambio de actitud, nos podrán llevar
de la mano al deseado éxito. Aquí están los susodichos pasos:
1. El comportamiento
significativo: Quiere decir que hagas un cambio importante de pautas de
conducta y te acostumbres a pensar y a actuar como es necesario y no como se te
dé la gana (por ejemplo, si tu impuntualidad ha contribuido a que no te tomen
en cuenta para los ascensos, debes concienciar el ser puntual).
2.Introspección y
reaprendizaje: Reconoce tu manera de "enfocar" tu forma de pensar,
las cosas que te da miedo cambiar, los comportamientos que te llevan a fracasar
una y otra vez para que así conscientemente evites repetir los patrones
mentales (por ejemplo, pensarte y visualizarte como victima o sin suerte).
3. La congruencia:
Consiste en poner en armonía y equilibrio tus pensamientos, tus sentimientos,
lo que dices y lo que haces o dejas de hacer (por ejemplo, quejarte de la
corrupción, pero dar mordida en lugar de pagar la infracción si te pasas un
alto es incongruente).
4. El juego de
roles: En tus relaciones con los demás no siempre te comportas igual, sino que
asumes diferentes roles. Se habla de tres posturas que asumimos: como niño
(alguien tiene que enseñarte qué hacer), como padre (quien critica, corrige y
cuida) o como adulto (independiente y responsable).
5. Comunicación
efectiva y afectiva: Lo que comunicas a los demás de manera verbal o no puede ser negativo (hacerles daño) o
positivo; la diferencia esta en la intención. Por ejemplo, no es lo mismo
decirle a alguien que su idea es una estupidez que explicarle cómo puede
mejorarla.
6. Las experiencias
de vida: Algunos afirman que la "infancia es destino", es decir, que
las experiencias de nuestros primeros años nos pueden marcar por el resto de
nuestras vidas. El problema es que hay quienes lo agarran de pretexto ("me
emborracho hasta entre semana porque de chico veía a mi padre pegado a la
botella").
7. Reforzando la
autoestima: Creer en tus valores y principios, en tus capacidades (mejores para
determinadas cosas, no desarrolladas para todas), en las decisiones que has
tomado, además de saberte tan competente como cualquiera y ser congruente, son
los refuerzos ideales para tu autoestima.
“¿Quién soy yo?”
“Yo soy un cuerpo. Todos tenemos un cuerpo y
este aspecto de nuestro ser es el que más obviamente se ve
“Yo soy una persona”, que reacciona
emocionalmente. Necesitamos conocer nuestras respuestas emocionales, nuestros
estados de ánimo, qué es lo que los causa.
Yo soy parte de una familia. La familia de
la que venimos, la familia que soñamos, la familia que creamos. Recordar que enraizado
está nuestro nombre en nuestra conciencia, y que gran parte de nosotros es.
“Yo tengo un ser histórico”. Vivimos en un
tiempo particular de la historia.
“Yo soy el resultado de mi educación”. Pero
también....
“Yo soy el conjunto de mis pensamientos”.
Pero también....
“Yo soy el conjunto de mis defectos”. Pero
además....
Yo soy mis rutinas. Todos tenemos una rutina
que se hace parte de nosotros.
Yo soy un conjunto de valores…
Yo soy amor...
Yo soy espíritu.....
Yo soy misterio... Lo desconocido.”