¿Tengo que regresar al pasado para moverme
hacia adelante? Y, muchas veces, no queremos mirar al pasado sino solamente
avanzar.
Todos tenemos un pasado, y en ese pasado
muchas veces hemos vivido momentos tristes, experiencias dolorosas, hechos
traumáticos, maltrato verbal...
Crecemos y nos volvemos adultos, pero en lo
profundo de nuestro ser hay un niño o una niña pidiendo siempre amor. Venimos a
este mundo con dos clases de hambres: Hambre de alimento material, pero también
hambre de afecto. De la misma manera que una persona crece débil si no fue
alimentada adecuadamente, cuando no recibimos suficiente afecto crecemos con
una carencia, una especie de déficit o "desnutrición" emocional.
La indiferencia o el desamor, el abandono,
los insultos verbales y amenazas, los golpes y los maltratos físicos y
sicológicos han producido en muchas personas profundas heridas emocionales que
no sólo no se han curado a través del tiempo, sino que se han hecho más
profundas y dolorosas.
Algunos no se explican porqué en el presente, tanto en sus relaciones interpersonales como en su trabajo viven con un constante sentido de insatisfacción, nunca parecen alcanzar la medida de lo que ellos se exigen, aunque otros reconozcan su eficiencia.
Algunos no se explican porqué en el presente, tanto en sus relaciones interpersonales como en su trabajo viven con un constante sentido de insatisfacción, nunca parecen alcanzar la medida de lo que ellos se exigen, aunque otros reconozcan su eficiencia.
Probablemente ese sentido de insatisfacción
procede de sus experiencias tempranas de la infancia cuando deseaban complacer
al padre y llamar su atención pero pocas veces o nunca obtuvieron su aprecio o
reconocimiento.
Ciertamente que tarde o temprano tendemos
que renunciar a tener un mejor pasado, sin embargo, tampoco creo que sea
cuestión de resignarse.
Es posible avanzar sin referirse al pasado, tanto para incidentes específicos
como en general. ¡Después de todo, la mayor parte del mundo se mueve sin haber
sanado el pasado! Sin embargo, hay un cierto número de situaciones en las que
el trabajar el pasado es la más eficiente o efectiva manera de proceder.
SÍ es posible limpiar un miedo a un evento
anticipado sin acceder al pasado. Las desventajas están en que puede tomar más
tiempo, y puedes encontrar más aspectos que necesiten ser atendidos. Por
ejemplo, si limpias un miedo de dirigirte a un grupo de personas que conoces, puedes
seguir teniendo miedo a dirigirte a un grupo de personas que no conoces, o a
personas de cierta profesión. Limpiar el evento original puede en ocasiones (no
siempre) hacerse cargo de múltiples aspectos más rápido y por completo.
Si quieres que tu vida sea más fácil,
limpiar el pasado es como limpiar tu casa en primavera. Todos los traumas del
pasado son detonadores potenciales para el desasosiego, el miedo, la ira y
otras emociones negativas, las que directamente afectan la calidad de tu vida.
Remueve los detonantes y, cuando los eventos desafiantes se sucedan,
simplemente no te sentirás desafiado.
Es de sabios sanar las heridas del pasado,
perdonar y perdonarnos por todos los desaciertos y experiencias que
dejaron secuelas en nuestro presente, que nos impiden sentir paz espiritual,
amor y felicidad. Hoy te invito a reflexionar y dejar ir las cargas que hacen
tu camino lento y pesado, a que aligeres tus pasos, con tu cuerpo erguido y con
la frente en alto, que hagas del tiempo presente el mejor tiempo.
Cuando elegimos perdonar, transformamos una
creencia y una emoción referente a situaciones por las que nos sentimos
lastimados. Cuando este perdón sale desde el corazón, podemos experimentar paz
espiritual, pero cuando nos sentimos incapaces de olvidar esas lesiones,
entonces la energía de esa persona y de esa situación permanecen dentro de
nuestro campo de energía, tornando nuestra existencia densa y además, nos
ligamos íntimamente a esas personas, pues el odio y el resentimiento nos
encadenan de igual forma que el AMOR.
Si permitimos que la injusticia, el dolor,
el abuso y las amarguras permanezcan en nuestro interior, no podremos vivir en
PLENITUD. No es tan sencillo perdonar cuando nos sentimos heridos en lo más
profundo de nuestro ser, sin embargo, podemos lograrlo si elegimos cambiar
nuestros pensamientos y nuestras creencias con relación a esa situación o
persona en particular que nos daña o nos ha dañado.
Cuando perdonamos, nos liberamos nosotros y
liberamos a otros. Cuando no lo hacemos, estamos condenados a llevar cadenas.
Si perdonamos comenzamos a sanar mental y físicamente, pues de esta manera,
estamos creando armonía en el Universo y es justamente lo que llegará a nuestra
vida por Ley Natural.
No importa cuan honda ha sido la herida que
nos crearon o la forma en que nos maltrataron, nosotros podemos elegir asumir
una actitud distinta frente a esa circunstancia que, viéndolo por el lado
amable, nos ha ayudado a madurar y a valorar otros factores en nuestra
existencia.
En esencia, es más importante que cambiemos
nosotros mismos y no esperar que los demás sean como nosotros queremos que
sean.
No podemos cambiar el pasado pero podemos transformarlo en una experiencia valiosa para nuestro presente.
El pasado regresa cada vez que no sanamos una herida. La clave para superar las cosas que ya ocurrieron y disfrutar del presente.