jueves, 29 de octubre de 2020

El nervio vago se relaciona con sentimientos de paz interior 

 

Hoy vamos a hablar del nervio Vago, uno de los nervios más largos del cuerpo, y que es uno de los doce pares de nervios que emergen del cerebro; y se extiende desde la base del cerebro hasta las cavidades del tórax y abdomen donde conecta con el corazón, estómago, intestinos, riñones e hígado. 

A este nervio también se le conoce como “el nervio de la compasión” ya que es el responsable de las sensaciones “calurosas” que sentimos cuando abrazamos a alguien o cuando algo nos conmueve o provoca ternura. Esto se debe a que el nervio vago produce una sustancia asociada al estado de tranquilidad. 

Su enorme importancia radica en su acción en la salud física y mental; y porque con él podemos obtener el control del estrés a través de su estimulación. De ahí el valor de conocer a este maravilloso nervio que es el encargado de controlar la relajación, recuperación y regeneración de nuestro organismo. Todo eso lo consigue porque es capaz de ralentizar la frecuencia cardiaca, disminuir la tensión arterial, facilitar la digestión e inducir el sueño. También su estimulación libera tres hormonas básicas para la gestión del estrés (prolactina, vasopresina y oxitocina) e interviene en la estimulación del sistema inmunitario. Su activación hace que nos sintamos conscientes y alerta, pero al mismo tiempo relajados y libres de estrés. 

 En la sociedad actual todos vamos más o menos «acelerados» y cada vez nos resulta más difícil «frenarnos» de forma natural. Para lograrlo, con demasiada frecuencia se recurre a «soluciones externas», entre las cuales la más peligrosa es el abuso de los tranquilizantes, con sus graves consecuencias a medio y largo plazo. La buena noticia, es que existen técnicas capaces de calmarnos sin tener que recurrir a las pastillas o a cualquier otra «solución» externa. Podremos lograr la estimulación natural del nervio vago a través de una serie de maniobras que sirven para regular el latido cardiaco, como son: aguantar la respiración (igual que para detener el hipo); o contraer los músculos del abdomen como si se fuera a recibir un puñetazo en el estómago. Y aunque nos ayudan a regular el tono del vago; una de las formas más efectivas de encontrar un punto de paz interior a través de la estimulación del nervio es mediante técnicas de respiración, y con la meditación. 

Aunque no lo parezca, necesitamos aprender a respirar correctamente. Y me imagino que muchos pueden pensar que respiran correctamente. Pero si no se hace con el diafragma, lo estamos haciendo superficialmente y por tanto, nos estamos privando de los beneficios de una buena respiración. Estamos programados culturalmente para respirar superficialmente, evitando que la barriga sobresalga, de manera que la mayoría de personas respiran de manera inversa: al inhalar hinchan el pecho sin utilizar el diafragma, y al exhalar relajan el abdomen 

El diafragma es el músculo que separa la cavidad torácica de la abdominal, es plano y tiene forma de cúpula. El hecho es de que cada vez que inhalamos y entrar aire se aplana y contrae, empujando a las vísceras abdominales hacia abajo, y provoca que la barriga sobresalga; mientras que al exhalar, vuelve a la posición de partida, y la barriga se aplana. Con la respiración diafragmática obtenemos efectos positivos en la exhalación, ya que el ritmo cardiaco desciende activando al nervio vago. De manera que al respirar lenta y profundamente, con mayor duración de la exhalación, generamos mayor actividad del vago, y con eso aumentamos los efectos relajantes y regenerativos en nuestro organismo. 

Existen otras maneras de estimulación para que se produzcan las sensaciones de bienestar, por ejemplo, escuchando piezas musicales que nos gusten y nos hagan estremecer; ese estremecimiento es resultado de la activación del nervio vago. De igual manera, las “corazonadas” o intuiciones casi instintivas son producto de una estimulación emocional de ese tipo. 

Estimulando conscientemente el nervio vago pueden producirse efectos de tranquilidad y paz interior que contrarrestan las molestias y “ardores” del estrés o la ansiedad. Si acompañamos los ejercicios de respiración con meditación y pensamientos positivos podemos encontrar calma y armonía, sobre todo cuando hemos estado sometidos a largos e intensos periodos de estrés y ansiedad. 

Si incluimos esto a la rutina cotidiana no sólo estaremos contrarrestando la negatividad del estrés, sino que también ayudaremos al cuerpo a regenerarse más rápidamente, y encontrar puntos de equilibrio que llegan hasta un nivel celular.

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